Buen comer, buen beber y buena vida… El Canalla te ofrece todo lo necesario para que tú añadas la buena compañía y te pegues una vida de truhán.
¿Por qué será que el buen comer se asocia de forma tan natural y orgánica con lo canallesco? Todos tenemos la imagen en la cabeza de un tipo vividor al que le gusta esa buena vida que pasa por el buen comer, el buen beber, el buen dormir, las buenísimas compañías y, perdonad el lenguaje soez justificado por la impronta canallesca, también el buen follar. Es la vida que todos ansiamos porque, de hecho, en pleno siglo 21, es la vida que hemos aprendido a ansiar a través de todas esas pelis y libros y series y anuncios que nos venden que o eres un canalla o tu vida no merece la pena.
Es por eso que una bodega que se llama El Canalla cautiva inmediatamente tu atención y estimula tu imaginación: no es difícil imaginarte pasando tardes compartiendo buenas viandas y mejores vinos con tus colegas; o con tu pareja retozando al solecito de primavera un domingo al mediodía mientas haces un vermut acompañado de tapas y platillos; o en una cena de esas que arrancan como un encuentro inocente de amigos y conocidos pero que se te escurre entre las manos hasta primeras horas de la madrugada a base de conversaciones tremendas, manjares que no dejan de aparecer en la mesa y cervecitas bien frías… Sí, todo eso es lo que cualquiera podría imaginar que va a encontrar en El Canalla.
Y, de hecho, es lo que cualquiera puede encontrar en el local de El Canalla, situado en un espacio tan icónico como la plaza de la Iglesia de Sarrià (específicamente, en el número 95 de la Calle Mayor de Sarrià). Si no conoces la zona, porque de hecho es una de las joyitas más desconocidas de Barcelona (y que más lo van a petar en los próximos tiempos, ya veréis), El Canalla bien vale una visita al barrio para sumergirte en un ambiente de esos que ya no se encuentran en el centro de la Ciudad Condal: cero turisteo, cien por cien barrio.
El local de El Canalla, de hecho, conserva todo el espíritu cañí que se le ha de presuponer a una bodega de este tipo: espacios íntimos, maderas envejecidas, botellas a la vista, sifones, carteles antiguos, cartas escritas a mano en grandes pizarras… Pero, claro, también hay que recordar que nos encontramos en la zona alta de Barcelona y que, por lo tanto, parte de esa noblesse se filtra entre las paredes de El Canalla con ciertos toques que elevan el rango del lugar, especialmente las ilustraciones de Laia Armengol que salpican las paredes del local. También es imprescindible mencionar como rasgos diferenciales de la bodega su terraza abierta durante todo el año y, por encima de todas las cosas, El Villano, un saloncito ideal para eventos privados del que es mejor no decir nada más para conservar el secreto de sumario.
Ahora bien, ahora que ha quedado claro que El Canalla asegura entre sus paredes el buen vivir, vamos a por los otros dos grandes reclamos del lugar. El primero de ellos es, inevitablemente, el buen comer. La carta de El Canalla incluye una imprescindible selección de tapas y platillos entre los que no pueden faltar clásicos como las bravas o la ensaladilla rusa, aunque tampoco hay que perder de vista otras delicias como los huevos estrellados al gusto o los chips de berenjena con miel. Aunque, la verdad, el dealbreaker de El Canalla es, sin lugar a dudas, la brasa. Disponible cada noche de la semana o en comida y cena los fines de semana, de estas brasas no sólo salen carnes que son una verdadera locura (ojito con los pies de cerdo), sino que también hay espacio para el estimulante riesgo de meter entre carbones todo un conjunto de recetas que vienen de la huerta (espárragos verdes con romescu, alcachofas del Prat, parmentier trufada con huevo y setas de temporada…) y del mar (sardinas con ajo y perejil, tronco de merluza de plalangre y otras maravillas que tendrás que descubrir por ti mismo).
El segundo de los reclamos viene a ser, evidentemente, el buen beber. Y es que en El Canalla tienen una bodega que ha sido creada por el club de vinos Wineissocial y que se estructura en base al nuevo lenguaje de símbolos creados por Ferran Centellas (que, por si no lo sabías, fue sumiller de El Bulli). No hace falta que se añada aquí nada más: El Canalla ofrece buen vivir, buen comer y buen beber, tú pones las buenas compañías… Y ya sé que falta lo del buen follar, pero ya se sabe que empiezas con una buena cena y la cosa acaba como acaba. Así que, en resumidas cuentas, ya tienes bodega favorita de Barcelona. [Más información en la web de El Canalla]