Vale. Esto es medio trampa porque en el 2016 ya sabíamos que Hibernales serían grandes… Pero nada nos preparó para una maravilla como «Tu Casa, Mi Casa».
TU CASA, MI CASA / Hibernales. Los hermanos Elisa y Eloy Bernal ya advirtieron en 2016 que se venía un 2017 grande para Hibernales. Para quien esto firma, no hubo una canción cantada en castellano y publicada a lo largo del pasado año más bonita, más significativa, más importante, mejor en definitiva, que “Tu Casa Es Mi Casa”. Ese relato de un costumbrismo luminoso y a la vez dolorosísimo sobre la armonía sentimental y la sombra de terror inherente a estar enamorado, casi susurrado entre arpegios que fluían en un discreto crescendo, auspiciaba más verdad y más bondad de la que cualquiera con un mínimo de sensibilidad era capaz de soportar sin ponerse a temblar, sin echarse a llorar sin consuelo posible. Ese anticipo auguraba la grandeza para un futuro nuevo álbum que “Tu Casa, Mi Casa” (El Genio Equivocado, 2017) ahora confirma.
Hay algo mágico en la continuación de “Un Corazón Con Pelos” (HiJauhUsb?, 2012 / El Genio Equivocado, 2015), y es que “Tu Casa, Mi Casa” no solo retrotrae desde su propio título a una cierta sensación hogareña, de familiaridad, de zona de confort espiritual, sino que, como si de una vivienda se tratase, el segundo disco de Hibernales parece dividirse en estancias y compartimentos habitables emocionales. Ahí encontramos por ejemplo la sala de juegos en el toque lúdico que impregna “Que Parezca Una Broma”, el dormitorio de matrimonio que es “Quédate”, donde la pasión, la ternura y una cierta neurosis se dan la mano, el precioso salón-comedor con chimenea en la mencionada “Tu Casa Es Mi Casa” y una terraza con bonitas vistas y orientación norte en la parcialmente luminosa y melancólica “Gente Normal Rara de Encontrar”.
Justo al final del espectro cronológico de pop complejo minúsculo y perfecto que va desde Vainica Doble hasta Matrimonio o Tirana pasando por Le Mans y Nosoträsh, cabe ya situar a Hibernales, un proyecto donde ocasionalmente salen a la superficie las raíces de Eloy al respecto de su militancia en Neleonard o en los imprescindibles Gúdar pero que adquiere una dimensión extracorpórea gigantesca por mor de la voz de Elisa, de una belleza y delicadeza extremas. “Tu Casa, Mi Casa” es capaz de curar la herida en el corazón que él mismo provoca, y demuestra de nuevo, y quizás de la forma más sutil pero más incontestable, que el pequeño pop de alcoba sigue siendo capaz de construir los rascacielos melódicos más exquisitos.
Más información en el Facebook de Hibernales. Escucha «Tu Casa, Mi Casa» en Apple Music y en Spotify.
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¿Quién no necesita un buen chute de synthpop cada temporada? Pues deja de buscar, porque tu dosis para principios de 2017 es la «Vendetta» de Presumido.
VENDETTA / Presumido. Los últimos doce meses de Presumido han sido tan ajetreados como provechosos. Nacho Dafonte (Villanueva, Eladio y Los Seres Queridos) se incorporó al proyecto al principio en solitario de Tarci Ávila -que había abierto un paréntesis para reflexionar y replantear el futuro de su aventura tecnopop- y, juntos, grabaron en los estertores de 2015 su álbum de debut, “Vendetta” (Music Bus Records, 2017). El dúo se ocupó a lo largo del año pasado de exhibir en pequeñas dosis los resultados de sus exploraciones sonoras compartidas que desembocaron en el autodenominado synthpop 2.0. Una etiqueta que describe a la perfección la propuesta de Presumido, insertada teóricamente dentro de coordenadas formales delimitadas por referencias como Depeche Mode, Kraftwerk, Massive Attack o M83 que, en la práctica, se difuminan en busca de la expansión de esas estructuras sintéticas preconcebidas.
El resultado de ese proceso de depuración y experimentación se fue comprobando progresivamente a través de los aperitivos ofrecidos por Presumido que sugerían su firme intención de darle un nuevo aire, con un ojo puesto en el pasado y otro, sobre todo, en el futuro, al tecno / synthpop patrio: la envolvente “Ahógate”, la elegante, cósmica y enfocada a la pista de baile “Necrotú y Yo” y la magnética “Vendetta” mostraban esbozos de las diferentes caras de un trabajo que no oculta su ambición. En este sentido, “Vendetta” aparece como la vía de expresión con la que Presumido dotan de alma al pop electrónico, apelando a una épica y a una sensibilidad que logran derribar cualquier muro digital y reflejar el latido natural de cada composición, ya se sumerja en atmósferas evocadoras (“Autismo Contigo”) o se mueva impulsada por sólidos y dinámicos ritmos (“Caigo y me Levanto”, “Animal Collective”).
Al mismo tiempo, el simbolismo poético y las metáforas visuales que salpican “Vendetta” de principio a fin consiguen despertar sensaciones que se balancean entre lo onírico y lo extraño, lo real y lo fantástico, especialmente cuando el repertorio se introduce en fases en las que Presumido utilizan el recurso de la muerte desde una perspectiva romántica (en la sugestiva nana “D.E.P.” parece que quieren comunicarse con el más allá).
Presumido confirman con “Vendetta” que el synthpop, en una época en la que la inteligencia artificial se dispone a invadirnos, puede convertirse en una poderosa arma sonora -pese a sus componentes inorgánicos- para no olvidar nuestra condición humana. El corazón (aún) gana al chip.
Más información en el Facebook de Presumido. Escucha «Vendetta» en Apple Music y en Spotify.
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En la era del exhibicionismo emocional en redes sociales, lo que necesitamos todos son más discos que miran hacia adentro como este «El Espacio es el Lugar» de Jorge Ramos.
EL ESPACIO ES EL LUGAR / Jorge Ramos. ¿Es muy jodido si abro esta reseña del primer disco de Jorge Ramos haciendo una nostálgica mención a la indietrónica? Al fin y al cabo, es este un género que identificamos con un momento que ahora nos parece pretérito en el que la burbuja todavía no ha estallado, en el que pensábamos que la felicidad era una realidad y no una ilusión… Un género que daría paso a la hiperrealidad presente, en la que el ensimismamiento de aquellas bandas no puede ser concebido como el preludio de una tragedia.
Pero, mirad, aquí pasa otra cosa: por mucho que sigamos enfangados hasta las trancas en los lodos apestosos de esta tragedia, cada vez parece más necesario recuperar la ilusión de aquella época (o de cualquier otra época en la que hubiera ilusión). Contra el pesimismo presente, se necesitan canciones que te cojan el corazoncito y lo arropen en una manta bien calentita. De eso trata, mayormente, «El Espacio es el Lugar» (7RECXRDS, 2017) de Jorge Ramos. No de recuperar el pasado, sino de abrir una brecha habitable en el tejido cada vez más inhabitable de la inhóspita realidad actual.
Después de haber pasado por formaciones como M A J E S T A D o Nine Stories, Jorge Ramos busca su propio sonido en compañía de Raúl Santos, con quien comparte estudio y quien se pone a los mandos de la producción de este «El Espacio es el Lugar» que suena a intimidad cálida, a amistad bien avenida, a emociones apocadas que, sin embargo, te miran de frente y a los ojos. Puede que lo primero que venga a la mente sea la indietrónica más ilustre de hace ya más de una década… Pero ese recuerdo (para algunos positivo, para otros mamarrachos menos positivo) pronto da paso a otras referencias que pueden ir desde unos Stereolab en versión lo-fi a los Low menos deprimentes o desde el Parade menos cósmico a los I Am Dive más movidos, dependiendo de si tiramos hacia lo internacional o hacia lo nacional.
Lo que queda al final, más allá de las referencias, es uno de esos discos que es imposible ponerte de fondo mientras trababas o mientras haces cualquier otra cosa que requiera una atención a medias. «El Espacio es el Lugar» es más bien uno de esos álbumes ideales para escuchar en los auriculares, tumbarte, cerrar los ojos… y viajar hacia adentro.
Más información en el Facebook de Jorge Ramos. Escucha «El Espacio es el Lugar» en Apple Music y en Spotify.
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Lo vamos a decir a las claras: «Está Bien» es el disco que nos va a obligar a todos a hablar de Dois como la banda revelación absoluta del 2017. Y eso es así.
ESTÁ BIEN / Dois. A veces, los mejores planes no son aquellos que siguen una dirección premeditada, sino los que surgen con naturalidad, casi sin querer. Algo similar es lo que debió de suceder desde que Óscar Raña (voz y guitarra), Guillermo Portas (bajo) y José Fran Novoa (batería) dieron los primeros pasos como Dois hasta que reunieron las canciones que integraron su EP de debut, “Dois EP” (Seara, 2014). Esa espontaneidad se reflejaba en aquel momento en el sonido de este trío vigués, definido por su frescura, urgencia y baja fidelidad. Y continúa reflejándose en su estreno en largo, “Está Bien” (Discos de Kirlian / Orphan Records, 2017).
El libro de estilo que manejan Dois se basa en el indie-pop de filiación anglosajona de la primera época de esplendor del género, entre la segunda mitad de los 80 y la primera de los 90, al que le imprimen un carácter jovial, cálido y también galaico, más allá de la cuestión idiomática de algunas de sus composiciones. Así se explica la luminosidad que parece californiana pero que, en realidad, proviene del Atlántico de piezas como la nostálgica “Xardíns” o “No se Aclara”.
Dois aplican esa personalidad tan distintiva a una paleta sonora en la que destaca el jangle pop brioso, burbujeante y, por momentos, psicodélico que se agita con acordes guitarreros centelleantes, melodías pegajosas (“La Espiral”) que también se retuercen (“Tractor»), coros -cortesía de Marta González– encantadoramente empastados (“Dinosaurio”, “Mayumas”) y estribillos redondos que irradian energía positiva y efervescencia juvenil (“Stromboli”). “Está Bien” es, por todo ello, un álbum infeccioso al 100% y difícil de quitar de la cabeza al funcionar como una montaña rusa de ritmos pop que tanto producen un subidón de adrenalina cuando aceleran su pulso como invitan a la contemplación remolona (“Está Bien” es un caramelo slacker de dulce sabor) cuando relajan el nervio.
Como indica el título de su álbum, a Dois les ha salido bien el plan. Bueno, realmente les ha salido muy bien.
Más información en el Facebook de Dois. Escucha «Está Bien» en Apple Music y en Spotify.
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La música puede ser muchas cosas… Y Huma se empeña en su EP «Las Tres Fases del Movimiento» en que sea una acción / reacción física que sientas en tu propio cuerpo.
LAS TRES FASES DEL MOVIMIENTO / Huma. Una de las metáforas de las que más nos gusta abusar en la prensa musical es esa que habla de la música como cualquier tipo de experiencia corpórea, física. Hay veces, sin embargo, que la metáfora deja de ser metáfora y pasa a ser realidad y motor de trabajos como «Las Tres Fases del Movimiento» (Hedonic Reversal, 2017). Es este el primer EP de Huma, alias de Andrés Satué, quien no solo fue uno de los alumnos ilustres del Red Bull Music Academy Bass Camp 2015, sino que también se ha embarcado en aventuras tan estimulantes como el festival Bicefal o el nuevo sello Hedonic Reversal.
Y si digo que aquí la metáfora no es tal, sino realidad pura y dura (de hecho, muy dura, sólida, granítica, puro cemento) es porque «Las Tres Fases del Movimiento» convierte en música electrónica el movimiento físico a partir de dos teorías. Por un lado están las tres fases del movimiento postuladas por el teórico del teatro Vsévolod Meyerhold: una primera fase en la que el movimiento se piensa, otra en la que se ejecuta y una final en la que hay una reacción a este movimiento. Por el otro lado quedan las tres fases del movimiento en musculación: la fase isométrica, la concéntrica y la excéntrica.
Al entrelazar ambas teorías en el seno de las cuatro canciones de «Las Tres Fases del Movimiento«, Huma consigue hacer de su música un acto puramente corpóreo: sus cortes son como bailarines que se mueven en el espacio de formas complejas y diferentes. A veces se mueven como si quisieran tocar el cielo de una forma similar a como lo hacían las canciones de Fuck Buttons, otras se mueven como las criaturas que serpentean en la oscuridad de The Haxan Cloak, en ocasiones se mueven de esa forma desnaturalizada y post-humana tan típica de Aphex Twin, por momentos se mueven con la violencia fragmentada de Arca.
Pero siempre, ¡siempre!, se mueven de forma fascinante e hipnótica. De esa forma que te obliga a mirar y a escuchar y a no bajar nunca la guardia. Porque, al fin y al cabo, el movimiento también es un puñetazo. Y este puñetazo es de los que van a matar.
Más información en el Facebook de Huma. Escucha «Las Tres Fases del Movimiento» en Soundcloud.
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