Les pedimos a cinco redactores de nuestra web que escojan un único concierto del 2016, ese que recordarán siempre, y nos hablen de él con cariño.
En Fantastic hay varias listas de lo mejor del año que nos gusta dejar para el año siguiente. Una de ellas es, precisamente, la de los mejores conciertos… Al fin y al cabo, nos parece realmente absurdo recopilar esta lista a principios de diciembre, cuando todavía quedan muchos días en los que un conciertito furtivo puede cambiarte la vida. ¿Y entonces qué haces? ¿Vivir con el remordimiento eterno de no haberlo incluido en tu lista de los mejores conciertos? ¿Eh? En serio, ¿que haces? ¿Te matas?
Aunque también es necesario que aquí y ahora hagamos otra puntualización: lo que viene a continuación no es una lista de los mejores conciertos del año 2016. Ni mucho menos. Como venimos haciendo ya desde hace un par de temporadas, le hemos pedido a cinco redactores de la web que elijan su concierto favorito del año, ese concierto que recordarán toda su vida y que, cuando sean abuelos, les llevará a darle la bara a sus nietos con lo de «yo estuve allí«. ¿Por qué sólo un concierto? Porque somos conscientes de que nadie puede ver todos los shows de un año, ya que estamos ligados a nuestras propias limitaciones de espacio y de tiempo.
Esto significa, básicamente, que cualquier otra lista de los mejores conciertos del año que veáis por ahí es pura mentira. Eso es así. Así que dejadnos aquí con lo nuestro, que es mucho más humilde… Pero seguramente también es mucho más realista.
ANOHNI // Barcelona // Sónar 2016 // 17 de junio. Hace seis meses, escribí lo siguiente: «¿Existe algo más bello que alguien que es inconsciente de su capacidad de crear belleza? Eso mismo fue ANOHNI sobre el escenario: puede que ella sienta las canciones como puro motor de baile (que, por otro lado, lo son), pero impacta sentir cómo esa potencia de danza electrónica se ve dulcemente aplastada por su presencia, su voz, su capacidad para transmitir emociones«. Lo escribí a tenor de la actuación de la artista en el Sónar 2016. Y lo volvería a escribir ahora mismo, tanto tiempo después, porque sigue siendo absolutamente cierto.
Pero ahora, sin embargo, y ponderándolo en retrospectiva no sólo en lo que respecta al momento actual de ANOHNI, sino a toda su carrera (y, sobre todo, a cómo me he relacionado yo mismo con su carrera), he de añadir otra apreciación… La cuestión es que algunos de los conciertos más desgarradores que he vivido en mi vida me los ofreció ella en bandeja de plata. Fue cuando operaba bajo el nombre de Antony & The Johnsons. Fue cuando practicaba la torch song hiperdramatizada con las emociones a flor de piel. Hegarthy no sabe hacer las cosas de otra forma que no sea llevándolas a la capa más externa de su piel, por mucho que eso signifique ser mucho más vulnerable como artista. Y como persona.
Durante aquellos conciertos no pude evitar preguntarme: ¿cuánto durará este estado de (des)gracia? Estaba claro que cada actuación era puro dolor para Hegarthy, que abrir cada noche sus heridas y sangrar en el escenario era algo que no podía durar para siempre igual que tampoco podía falsearse. De hecho, no duró para siempre. Hubo un momento en el que Antony & The Johnsons entró en barrena… Y casi que me alegré por ello. Me alegré porque la artista me había dado varias actuaciones para el recuerdo y ahora la sabía en paz. O eso creía yo.
Su actuación en el Sonar 2016 probó que no, que ANOHNI no está en paz. Sobre el escenario desplegó una actuación en la que lo importante era el mensaje sociopolítico y ecologista, en la que ella misma optaba por la discreción, por actuar como si no estuviera allá. Y, aun así, las emociones volvieron a aflorar en la epidermis de la misma forma que las lágrimas aflotaban en los ojos. Era inevitable. ANOHNI encontró la forma de seguir emocionando, de seguir rompiendo corazones por la vía más inesperada: la de la música electrónica y las canciones de baile.
Permitidme que recurra al cliché de siempre: la energía no se crea ni se destruye, sino que simplemente se transforma… Y, este año 2016, ANOHNI nos ha demostrado (en disco y en concierto) que las emociones son la energía más poderosa del planeta. Una energía que puede mutar, que puede cambiar, que se puede transformar, pero que siempre (¡siempre!) va a partirte el alma. [Raül De Tena]
BUENA VISTA SOCIAL CLUB // Barcelona // Auditori del Fòrum // 4 de abril. He leído por ahí que era la segunda vez en poco tiempo que Buena Vista Social Club se despedían de Barcelona. Y, si todas las despedidas fueran como la suya, no me importaría que me dijesen adiós cada día. El marco del concierto no podía ser peor: lunes, lluvia, después del trabajo, en el anodino Auditori del Fòrum. Pero, en manos de la mítica orquesta cubana, se convirtió en el mejor día de la semana, y probablemente de todo el año. No hay dj ni grupo de pop capaz de transformar cualquier escenario en una fiesta como la que vivimos, llena de buenas vibraciones y grandes bailoteos al son de “Candela”, “Chan Chan” o “El Cuarto de Tula”. En nuestra memoria quedarán grabadas a fuego (con ron cubano) las magníficas interpretaciones de una leyenda como Omara Portuondo y el sentido homenaje que todos, músicos y público, rendimos a los miembros que desgraciadamente ya no están entre nosotros, como Ibrahim Ferrer o Compay Segundo. Se lo hubieran pasado en grande. [Jordi Iglesias]
[/nextpage][nextpage title=»PARTE 2″ ]CHICO Y CHICA // Madrid // Ochoymedio // 24 de septiembre. Personalmente, mi criterio para elegir cual ha sido mi concierto favorito de cada año siempre es hacer dicha retrospectiva en términos de excepcionalidad. Conciertos hay muchos y muy buenos, y (supongo que) más todavía cuando vives en una ciudad como Madrid o Barcelona, urbes en las que cada fin de semana hasta tienes que elegir a cuál del puñado de conciertos programados para esa noche de viernes o sábado ir.
En lo que a los demás años respecta, había hecho del adjetivo excepcional un sinónimo de emotivo: mis mejores conciertos siempre eran los que se convertían en inolvidables por una especie de mágica confluencia de todos los mínimos detalles que influyen en un concierto, desde aspectos más técnicos como cartel, setlist, sala o sonido, a factores más coyunturales como amigos presentes, anécdotas divertidas o estado de ánimo de esa noche. Cuando todo eso encaja perfectamente y algo en realidad tan trivial como un concierto me hace sentir algo especial, ¡bingo!, tengo concierto del año. Todos estos prolegómenos vienen a cuento para señalar que 2016 ha sido el primer año en el que, en cambio, he conservado en “excepcional” su significado de diccionario: excepción a la norma común. Y es que creo que no hay otra manera de resumir en tan solo una palabra el concierto que ofrecieron Chico y Chica para presentar “Notario” en Madrid.
Desde el mero detalle de llenar la sala Ochoymedio de cojines en función de asientos numerados hasta el fundamental trabajo creativo que el dúo bilbaíno opera en el traslado de su audio-libro “Notario” a los escenarios: todo aquella noche se salió de las expectativas. Y, siendo la esencia de Chico y Chica justo romper expectativas desde sus inicios, no es baladí conseguir ir más allá de lo esperable una vez más, ser más original que lo más original que ellos mismos habían conseguido ser. Los breves relatos de ciencia-ficción costumbrista recitados por Alicia San Juan con una dicción digna de la mejor locutora de radio, los interludios instrumentales de un Brian Eno con sentido del humor creados por José Luis y las nuevas versiones minimalistas de sus clásicos más clásicos como “Findelmundo” o “Cenas y Cines”…todo aquella noche fue una enésima lección de Chico y Chica a los que todavía creen que el humor es algo menor y secundario que no merece ser tomado en serio.
Hago una nota a pie de página en línea con lo que decía al principio de mejor concierto equivale a concierto más emotivo. Como sensiblera que soy, no puedo evitar tomarme la libertad de hacer una mención de honor al concierto que La Estrella de David y Tirana ofrecieron en marzo en la Juglar (Madrid): que una de los artistas más míticos del Sonido Baix, David Beef, se junte con tu grupo favorito de todos los que han salido de esa orilla del Llobregat no es algo que se olvide fácilmente. [Patri di Filippo]
KING GIZZARD & THE LIZARD WIZARD // Paredes de Coura // Paredes de Coura 2016 // 19 de agosto. Una de las señales que suelen indicar a priori que un concierto puede pasar a la historia personal del individuo que lo va a presenciar es la sensación interior de que se encuentra en el lugar y en el momento adecuados para luego presumir del correspondiente “yo estuve allí”. Pero, antes de la actuación de King Gizzard & The Lizard Wizard en el Paredes de Coura 2016, ese presentimiento se diluía entre otra impresión más poderosa: la de la imprevisibilidad total al conocer de antemano las aventuras psicodélicas tanto en disco como, sobre todo, en directo de esta panda de locos australianos. Aunque una pregunta se imponía a cualquier otra: ¿se atreverían a reproducir el loop infinito que es su último álbum, “Nonagon Infinity” (Heavenly, 2016)?
Pues sí, lo hicieron. De una manera apabullante, además. Nada de baja fidelidad, todo lo contrario. Con la numerosa banda funcionando a pleno rendimiento y su carismático líder, Stu McKenzie, desplegando su repertorio de riffs, berridos, gestos, muecas y retorcidos movimientos guitarra en ristre. Sólo así podían llevar a cabo su plan: enlazar uno tras otro los temas de “Nonagon Infinity” (con un paréntesis intermedio para recuperar algunas piezas más antiguas) sin respiro y sin que decayese ni un segundo la tensión eléctrica. Con los presentes en el anfiteatro natural courense ojipláticos ante semejante chorreo psych-rock, se confirmaba el enésimo acierto del festival del norte de Portugal, que posee la especial capacidad de adelantarse cinco minutos al estallido de popularidad de ciertos grupos.
Seguro que muchos ya están marcando con rotulador fluorescente el nombre de King Gizzard & The Lizard Wizard (que tienen nuevo disco en camino: “Flying Microtonal Banana” -Heavenly, 2017-) para no perderse su apoteosis psicodélica en alguno de los grandes festivales del 2017 (como, por ejemplo, el Primavera Sound). [Jose A. Martínez]
LOS FRESONES REBELDES // Barcelona // Sidecar // 15 de enero. La nostalgia es un arma, y lo sabemos bien. Sobre todo a medida que vamos haciéndonos mayores. Recordar tiempos pasados a medida que cumplimos años debería considerarse deporte olímpico. Si tienes más de 30 años, seguramente has bailado durante tu infancia y adolescencia a ritmo de Los Fresones Rebeldes y has gritado «Déjame tu huella al amanecer» unas cuantas veces. Pues bien, para deleite de sus fans más jóvenes, esos que no pudieron verles en su día por ser menores de edad, Los Fresones Rebeldes ofrecieron una serie de conciertos durante 2016 rememorando su fugaz carrera. El llamado «tontipop» se fue y no volvió, y a veces es mejor así, sin un futuro que altere los buenos recuerdos. Pasado o futuro da igual, lo importante es lo bien que lo pasamos en ese momento y lo mucho que sudamos en su concierto. Y lo mucho que seguiremos bailando cada vez que suenen «Al Amanecer«, «Suave» o «Medio Drogados» en cualquier bar, casa o fiesta de guardar. [Miriam Arcera]
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