Lo reconocemos: nuestra lista de los 10 mejores cómics de 2016 debería inspirar muchas de las listas de la compra de regalos de esta Navidad.
Las listas de lo mejor del año pueden (y deben) tener muchas utilidades… La primera de ellas es, precisamente, la más tomatera: toda lista ha de pretender suscitar cierto debate, cierta polémica generada por el riesgo de determinadas decisiones (porque, si no arriesgas, para qué te metes a jugar). Otra utilidad de las listas suele ser el completismo, recordar a los lectores esos discos, pelis, series, libros o cómics que se les podrían haber pasado durante todo el año. Y la última de todas las utilidades es, básicamente, facilitarles a los lectores la lista de la compra de los regalos de Navidad.
Será que se acercan estas fechas tan señaladas y ya pensamos más en la obligación de comprar regalos que en el placer de hacer (y leer) listas. Será por lo que sea, pero tenemos que reconocer que, al contemplar nuestra lista de los 10 mejores cómics de este año 2016, no hemos podido evitar sentir poderosamente que es algo así como la lista de la compra de regalos navideños pluscuamperfecta. ¿Qué mejor regalo hay que un cómic? Con él dices algo de ti y dices algo de tu percepción de la otra persona.
Así que ya sabes: estos son los 10 cómics que nos han emocionado en este año 2016… Y que seguro que emocionarán a cualquiera a quien los regales.
10. HOTEL CALIFORNIA, de Nine Antico. Cada uno de los capítulos de “Hotel California” toma como hilo conductor una canción en particular: el “He’s a Rebel” de The Crystals con Spector a la producción, “Surfer Girl” de los Beach Boys, “All My Loving” de los Beatles, “(I Can’t Get No) Satisfaction” de los Rolling Stones, “Got a Feelin’” de The Mamas & The Papas, “Light My Fire” de los Doors… La curva es pronunciadamente creciente. “He’s a Rebel” es la educación sentimental, la canción que prepara el terreno mental de las futuras groupies y las prefigura hacia la admiración de cierto tipo de “star” masculina. Los Beach Boys son el sol y la inocencia playera, las juergas en el agua y el amor bajo la luz de la luna. Los Beatles abren la brecha repleta de fuego hacia la que las adolescentes canalizarán una sexualidad reprimida que acabará eclosionando con los Rolling y con los Doors. [leer más]
9. LA FAVORITA, de Matthias Lehmann. “La Favorita” está protagonizada por (y esto no es un spoiler, porque es algo que se revela muy al inicio del cómic de Matthias Lehmann) un niño que es forzado por sus abuelos a vestir como una niña para llenar el hueco de una hija muerta de forma prematura. Y si el hecho de ser inducido a un comportamiento que va contra la propia naturaleza del protagonista no fuera suficiente, hay que sumar en este caso una obligada reclusión en la que los abuelos cortan por completo el contacto de su nieto con el mundo exterior, que sería el único que podría normalizar su situación. Aquí aparece la tentación: ¿de verdad que todo lo dicho no puede ser extrapolado a una capa de sentido intelectualizada en la que brote con fuerza el debate actual sobre la identidad de género? [leer más]
[/nextpage][nextpage title=»Del 8 al 5″ ]8. EL CLUB DE LA LUCHA 2, de Chuck Palahniuk y Cameron Stewart. Aquí no hay lugar para los espectadores facilones de “El Club de la Lucha“. Desde la primera página, esta novela gráfica se esfuerza en ahuyentar a los menos valientes: el argumento es un puzzle infernal desordenado por el propio diablo, mientras que las páginas (aunque preciosas) juegan continuamente con elementos (manchas, pastillas, drogas, pétalos) que tapan parte de la acción y parte de los diálogos. El efecto de “ruido” a través del que el lector percibe la historia sólo era posible en un medio como el cómic, con más posibilidades gráficas que la novela y con muchísima más libertad de la que Hollywood permitirá nunca a sus creaciones -o adaptaciones-. [leer más]
7. GOLEM, de Lorenzo Ceccotti. La tentación está ahí. Y es muy (pero que muy) poderosa. Comparar “Golem” con “Akira” es lo más fácil del mundo, pero también es signo inequívoca de un análisis superficial y vago. Al fin y al cabo, está claro que la obra de Katsuhiro Otomo tanto en su versión manga como anime encapsularon a la perfección conceptos como el malestar de un cambio de siglo concebido como el Apocalipsis, la tensión entre tradición y tecnología, la crisis de valores morales, sociales y religiosos, la conspiranoia como sistema de creencias mundial… Todo un conjunto de conceptos que encapsulaban a la perfección el zeitgeist (algo paranoico) de finales de los 80 y toda la década de los 90. [leer más]
6. ORANGE, de Ichigo Takano. Hazme caso: aunque no seas lector habitual de manga, aunque lo fueras en tu juventud y ahora te dé un poco de vergüenza reconocerlo, ponte ahora mismo a leer «Orange» (total, tan sólo son cinco tomos de nada). Superado el shock inicial (ese shock en el que te preguntarás qué haces leyendo un cómic de niñatas), vas a disfrutarlo de forma sincera y honesta. Al fin y al cabo, la historia articulada por Ichigo Takano es brillante: el primer día de clase, Naho Takayima recibe una carta desde su yo del futuro. A partir de ahí, empieza a recibir cartas en las que la Naho del futuro intenta guiarle para que no ocurra una desgracia de la que se arrepiente… ¿Cómo no caer rendido ante un cómic que apela a ese deseo que hemos sentido todos en alguna que otra ocasión de poder hablar con el yo de nuestro pasado para evitar sus / nuestros errores? Y eso por no contar que, una vez vencidos los prejuicios, recordarás por qué adorabas el manga, su lectura ágil, su capacidad para engancharte, su facilidad para emocionarte. Lo siento, pero esto no se encuentra en occidente.
5. REMOVIDOS, de Ego & Alter. La primera tentación al caer delante de «Removidos» es comparar la obra de Ego & Alter con el «Malas Ventas» de Alex Robinson. Será por la estructura de casi todas las páginas (en una rejilla de nueve viñetas, tres por tres). Será por un dibujo algo parecido. Será por el retrato de personajes en un momento en el que la juventud queda lejos pero te resistes a dar el paso hacia la vida adulta. Será por lo que sea, pero la comparación está ahí… O, por lo menos, está ahí hasta que vas adentrándote en la novela gráfica y empiezas a preguntarte de dónde salía esa comparación. Al fin y al cabo, «Removidos» tiene pocos espejos en los que mirarse: Alter & Ego practican el cómic todavía no sé si como un acto de suicidio o como un acto de terrorismo. Pero lo que está claro es que consiguen lo que pretenden: remover. Remover los personajes, las convenciones narrativas, los acontecimientos de las vidas de los protagonistas que, en su desorden, te proporcionan momentos de sinapsis que no sabes si surgen por azar o no. Remover también ciertos clichés del españolito medio (variante madrileña) ya sea en su vertiente puritana, kumbayá, artie e incluso rockdeluxera. Alter & Ego los tienen muy bien puestos.
[/nextpage][nextpage title=»Del 4 al 1″ ]4. INTRUSOS, de Adrian Tomine. Si hay dos relatos en “Intrusos” que sinteticen el espíritu ajado con el que Tomine aborda sus historias, esas son “Vamos, Búhos” y “Triunfo y Tragedia“. En la primera, dos almas en pena tocadas por el alcoholismo se encuentran en lo que ambos saben “la mejor vida posible”, muy lejos de la perfección, con sus brotes de violencia y malestar surgiendo a la superficie como el monstruo de un lago bien negro. Y en “Triunfo y Tragedia“, por su parte, un padre y una hija con problemas de comunicación verán cómo, de repente, el puente entre ambos, esposa y madre, les deja con un vacío insalvable (o no) entre ellos. ¿Quién no se ha visto atrapado (sin dramas, ¿eh?) en una relación que sabía que no pasaba de ser correcta? ¿Quién no ha visto como los canales de comunicación con algún miembro de su familia más directa se veían embozados por la pura mierda mental que produce todo ser humano?
3. NUESTRO UNIVERSO EN EXPANSIÓN, de Alex Robinson. “Nuestro Universo en Expansión” está protagonizado por tres personajes que responden con honestidad brutal a la pregunta “¿qué significa para ti ser padre?”. De esta forma, Alex Robinsonofrece al lector la mejor respuesta posible: una que no es unilateral, sino que explora e indaga en diferentes caras de una misma problemática sabiendo que no hay una respuesta correcta, sino que lo mejor es conseguir una respuesta completa. Ninguno de los protagonistas está asentado en su visión de forma confortable: en las tres posturas hay puntos que chirrían y que resultan incómodos, que obligan continuamente a revisar qué tienes, qué quieres, qué estás dispuesto a sacrificar y si, de hecho, ese sacrificio realmente merece la pena. [leer más]
2. PIES DESCALZOS, de Keiji Nakazawa. Es de suponer que a los japoneses tiene que ocurrirles con Hiroshima y Nagasaki como a nosotros los españoles nos ocurre con la Guerra Civil: estamos un poco hartos de ficciones que la retraten como si no se hubiera superado todavía su trauma… Pero, ojo, porque incluso entre esa bruma de hastío y cansancio, todas sabemos reconocer un buen puñado de obras maestras sobre la Guerra Civil, de la misma manera que todo japonés sabe que «Pies Descalzos» de Keiji Nakazawa es una de las obras maestras más estremecedoras al respecto de la bomba de Hiroshima y sus consecuencias devastadoras. No en vano, el propio autor vivió en primera persona aquellos aciagos acontecimientos que le inspiraron a la hora de crear este manga colosal recopilado en España en cuatro tomos de lectura imprescindible. El arranque es impactante, pero igual de impactante es seguir a su protagonista, Gen, a través de casi toda una vida intentando recuperarse y, sobre todo, reajustarse a la nueva realidad a su alrededor. Lo dicho: pura obra maestra.
1. STUCK RUBBER BABY, de Howard Cruse. Que nadie piense que “Stuck Rubber Baby” es una novela gráfica historicista. Ni mucho menos: esta es una novela gráfica puramente humanista, que invita al lector a acariciar las complejísimas emociones que Cruse dibuja en la epidermis de cada una de las páginas. Da igual si eres homosexual o no, si eres negro o no, si eres diferente o no… Todos somos capaces de empatizar y emocionarnos con una historia como esta que acaba poniendo sobre la mesa la necesidad imperiosa de ser quien eres totalmente aparejada a otra necesidad básica: la de ser querido y entendido en tus propios términos, no en los que te imponen. “Stuck Rubber Baby” se te queda inicialmente en el cerebro, en la memoria, claro, pero que donde realmente acaba por habitar, después de haber dejado tu estómago encogido por la emoción (el final es matador), es en el espacio del corazón. [leer más]
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