Este año, reducimos nuestra lista de las mejores series de 2016 a un total de diez estrenos totalmente nuevos pero con calidad de clasicazo.
Jornadas de reflexión previas a la lisa de las mejores series del año 2016… ¿Qué sentido tiene seguir hablando de esas series que molan y que no bajan el ritmo temporada tras temporada? Todos sabemos que cada nueva tanda de episodios de «Juego de Tronos» nos va a dejar lelos, que cada nueva temporada de «The Walking Dead» nos dejará con ganas de más, que «Veep» cada vez es más y más gigante… Y si todos lo sabemos ya, ¿por qué incluirlas una y otra vez en las listas de lo mejor del año?
En Fantastic este año hemos optado por seleccionar exclusivamente series totalmente nuevas, que nos hayan sorprendido por un nivel de calidad capaz de mirar cara a cara a esos otros títulos que son excelentes pero que juegan con la ventaja de llevar ya varias temporadas de carrera para así haber encontrado su tono, su equilibrio, su perfección particular. Esto no quiere decir que, si en años venideros resulta que una serie clásica rompe la baraja y pega un puñetazo sobre la mesa, nos dé por incluirla en esta lista…
Pero, oye, por ahora, disfrutemos de que este año hemos decidido tomar esta decisión y que, por ahora, la vamos a llevar hasta el final. Será, al fin y al cabo, que el 2016 ha sido el año en el que más o menos hemos vuelto a recuperar la ilusión con las series: después de que algunas de las más clásicas echaran el cierre, nos quedamos un poco huérfanos. Pero que nadie dude que las diez series que se encuentran en este top tienen todas las papeletas para convertirse en los nuevos clásicos de los próximos años.
10. ATLANTA. Será que las comedias se hartaron de que se las tomara por algo poco serio, será que se cansaron de ser consideradas inferiores a los dramones, será que también quieren premios… Será por lo que sea, pero está claro que las nuevas comedias que aterrizan a la parrilla televisiva molan más todavía si traen cierto punto de drama, de tragedia, de contemplación y pesimismo. En esta nueva práctica hay diferentes grados, claro está: ahí está «Transparent» tirando para lo mumblecore o «Louie» tirando hacia lo más oscuro de la noche (y de la vida). Y en algún lugar entre medias está «Atlanta«, la seria que ha acabado por demostrar que Donald Glover es el verdadero hombre renacentista del siglo 21: actor descubierton en «Community«, rapero (más o menos) de cachondeo bajo el nombre de Childish Gambino y ahora creador de una serie que habla de cómo unos tipos se abren camino en la dura escena hip-hopera de Atlanta. Por lo tanto, a la coctelera en la que se agitan comedia y drama hay que añadir una buena ración de hip-hop… ¿La mezcla pluscuamperfecta para la generación Pitchfork? Va a ser que sí.
9. LOVE. El primer capítulo de “Love” deja bien claro que la magia no existe: los dos protagonistas sólo se encuentran en los últimos minutos del episodio, y ni así son capaces de conseguir que el espectador se crea que su encuentro puede ser algo más que casual. Al fin y al cabo, el capítulo al completo muestra a dos personas que no podrían ser más diferentes e incompatibles… Y, sin embargo, a partir de ahí la serie consigue mostrar cómo lo incompatible acaba compatibilizándose no por la vía ni del trabajo duro ni del deus ex machina ni del golpe de guión ni de nada similar. Que nadie espere una comedia de enredos buenrollistas en los que esas incompatibilidades salen a la superficie para crear situaciones hilarentes: por el contrario, las incompatibilidades de Gus y Mickey son jodidas, inquietantes, violentas, chungas a más no poder. [leer más]
8. WE BARE BEARS (ESCANDALOSOS). Todos necesitamos esa serie que sea lo suficientemente infantil como para ponérnosla en los momentos en los que no tenemos ganas de nada complejo (¿alguien ha dicho resaca de domingo?) pero que, a la vez, lance una cantidad decente de ganchos hacia el público adulto como para no sentirnos totalmente imbéciles. Está claro que no todas las series van a llegar al nivel de «Hora de Aventuras» y que no va a haber nadie tan suicida como para darle la espalda por completo al público infantil como es el caso de «BoJack Horseman» o «Rick & Morty«… Pero siguen apareciendo casos ilustres mucho menos extremos como, por ejemplo, «We Bare Bears» (título traducido maravillosamente como «Escandalosos«). Ya sólo por esa imagen que ya se ha convertido en icono de los tres protagonistas caminando unos encima de los otros, como un puro totem osuno, «We Bare Bears» vale la pena. Pero es que la serie es una pequeña maravilla que homenajea continuamente el rollito «buddy movie» con toques tan tremendos como el asperger de Polar, que habla de él mismo en tercera persona como si fuera Aída Nizar. En serio, empezad a verla un domingo de resaca… Y os descubriréis enganchados durante toda la semana.
[/nextpage][nextpage title=»Del 7 al 4″ ]7. MAKING A MURDERER. Es necesario preguntarse: ¿qué es lo que he hecho que la serie de Ricciardi y Demos se convierta en una pandemia popular entre un público a priori ajeno a las bondades del documental? Básicamente, que “Making a Murderer” no tiene formato de documental. De hecho, desde el minuto cero (y, sobre todo, en los títulos de crédito), las directoras dejan bien claro que su lealtad está en una ficción tan poderosa como “True Detective“: las panorámicas cenitales desde helicópteros mostrando un paisaje puramente redneck vendrían a ser la piedra filosofal de este estilo calcado a la serie de Cary Fukunaga. En lo respectivo a la planificación de guión, por otra parte, se nota la mano de las directoras continuamente. Lo que suele llamarse un guante de seda forjado en hierro. En un hierro poderosamente inflexible. [leer más]
6. BLACK MIRROR (y, sobre todo, su episodio «San Junipero»). Ahora que es tan y tan fácil toparse con reminiscencias, guiños o directamente copias de los 80 o los 90, ahora que ser moderno casi es sinónimo de copiar lo antiguo, ahora que vivimos en una era absolutamente digital en la que es más fácil seguir la trayectoria de tu pareja mediante el localizador de un iPhone en lugar de hacer una llamada y preguntar por dónde va. Es ahora, justamente ahora, cuando Charlie Brooker nos presenta un aparentemente maravilloso limbo en jornada de puertas abiertas permanentes para todo aquel que se aburra en la Tierra o directamente quiera pasar un tiempo -o toda la eternidad- danzando de década en década, de garito en garito, de temazo en temazo, pudiera ser bailando al son del “All Night Long” de Lionel Ritchie o de ese tan bien escogido “Living in a Box“. Una peculiar caja repleta de falsa felicidad, un limbo que representa a toda una generación que hoy, desgraciadamente, vive pensando que todo pasado fue mejor. [leer más de «Black Mirror» y de «San Junipero»]
5. PAQUITA SALAS. Todos tenemos una tía-abuela que es exactamente igual a Paquita Salas, la agente de actores que aparece magistralmente contrapuesta a su segunda de abordo, Magüi (interpretada por esa Belén Cuesta a la que se le da tan bien buscar pliegues en la vulnerabilidad adorable). Ahí reside uno de los aciertos más sublimes de “Paquita Salas“: en su esfuerzo por ser una serie totalmente verosímil y coherente en la que el hecho de que su papel femenino principal esté interpretado por un actor no tiene ningún tipo de implicación. Brays Efe actúa con una naturalidad pasmosa, sin buscar el subrayado drag que nace del exceso. Y la trama, que podría usar el travestismo como un trampolín hacia el despiporre cómico, sabe bascular con gracia y elegancia entre las bromas referenciales (imposible no reconocer el mundillo que parodia, los nombres, los personajes, Nawja, los clichés, el Strong) y la tragedia esperpéntica. [leer más]
4. STRANGER THINGS. “Stranger Things” tiene una de las historias más impactantes de la temporada: niño que desaparece, madre coraje que le busca a través de realidades paralelas, niña con la que ha experimentado y que tiene unos poderes inexplicables, oscuras tramas de conspiranoia gubernamental, grupo de niños amiguis inseparables que se ven en medio de todo el tinglado… Y una ambientación pluscuamperfecta en la década prodigiosa de los 80, claro. Pero reconozcamos una cosa: “Stranger Things” no se ha convertido en la serie por excelencia de este verano del año 2016 gracias exclusivamente al apoyo incondicional (y bastante febril) de sus fans. Hace tiempo que la cultura dejó de crecer en el imaginario colectivo a base de amor: el siglo 21 nos trajo la figura del hater y, en resumidas cuentas, es el perfecto equilibrio entre estos y su contrapunto (los fans de toda la vida) el que acaba convirtiendo a una peli, un libro o (como en el caso que nos ocupa) una serie en algo realmente memorable. [leer más]
[/nextpage][nextpage title=»Del 3 al 1″ ]3. FLEABAG. Si nunca compraste aquello de que las «Girls» de Lena Dunham eran el retrato femenino definitivo de las nuevas generaciones, «Fleabag» va a ser tu nueva serie favorita. Pero, un momento, qué mierdas digo: «Fleabag» es la nueva serie de tu vida, independientemente de si te gusta la Dunham, si eres mujer, si tienes 30 años o si tu vida es un desastre… Ese es el retrato de base de la serie escrita y dirigida por Phoebe Waller-Bridge: el de una treintañera sin rumbo, encallada en un negocio ruinioso y ridículo, con una familia bastante jodida, con un plantel de hombres que salen de las apps de ligoteo y pasan por su vida sin pena ni gloria. Pero es necesario repetirlo: «Fleabag» te tocará en lo más profundo del alma aunque, de entrada, no tengas nada que ver con su protagonista. Será que, al fin y al cabo, retrata el fracaso de los treinta en ocho episodios pluscuamperfectos que transitan de la comedia inicial hasta la oscuridad de la noche final. Que no te la den con queso: «Fleabag» no tiene nada que ver con la Dunham ni es la versión canalla de «Bridget Jones«, como han dicho por ahí. Esta es una serie que brilla en sus propios términos. Y brilla hasta deslumbrar.
2. THE GET DOWN. «The Get Down» es una serie profundamente romántica (a muchos niveles). El primer capítulo (de hora y media de duración) lo deja muy clarito al asimilar las formas de la dupla pluscuamperfecta del director australiano: las constantes formales de “Romeo + Julieta” y “Moulin Rouge!” son la herramienta con la que el realizador falsea ahora la Nueva York de los años 80. El espacio se convierte en una mezcla onírica de realidad y ficción, de granuladas imágenes de archivo superpuestas en maquetas que nunca buscan la verosimilitud, sino que pretenden (y consiguen) capturar el imaginario de una época y un lugar y, sobre todo, la forma en la que ese imaginario ha quedado prendido en el inconsciente colectivo. Desde el principio, “The Get Down” se esfuerza porque nos olvidemos de la Nueva York que conocemos y entremos de cabeza en el escenario teatral y pintoresco de un cuento, tan de cuento como la Verona de “Romeo + Julieta” o el París de “Moulin Rouge!“. Y, evidentemente, si Luhrmannfuerza el escenario de esta forma hacia el panorama de cuento es, precisamente, porque lo que vamos a ver representado en su interior es eso: un cuento de principio a fin. Un cuento, además, poderosamente romántico y con una intención clarísima de funcionar con la coyuntura de las leyendas orales populares. [leer más]
1. WESTWORLD. Basta ya de menospreciar la ciencia ficción como género facilón y superficial, porque algunas de las mejores metáforas de la historia de la cultura se han encapsulado dentro de ficciones extremas. Tenemos suficientes ejemplos poblando la parrilla televisiva como para obligarnos a sobreanalizar cualquier serie de ciencia ficción que nos llegue como novedad… Y, ojo, porque ante este paradigma, y habiéndose cerrado la primera temporada hace escasos días, los aficionados al pajillerismo vamos a tener material para varios años gracias a «Westworld«. Para empezar, la serie creada por Jonathan Nolan y Lisa Joy para HBO(bajo el padrinazgo siempre fardón de J.J. Abrams) ha dado y va a dar para muchas pajas mentales debido a su propia naturaleza. Desde el primer episodio, “Westworld” deja clara su vocación de serie a lo “Lost“, como acumulación de misterios que todos sabemos que molarán no en sus respuestas, sino en su capacidad intrínseca para desbloquear nuevos misterios. Es esta una de esas series hidra a la que, si le cortas una cabeza, le crecen dos. Y cada vez es una bestia más feroz, más incomprensible… Pero también más bella y fascinante. [leer más]
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