El rumor de que George Clooney es gay se intensifica debido a un libro que afirma no sólo esto, sino que el actor también quiere vivir en la Casa Blanca.
No nos pilla de nuevas: el rumor de que George Clooney es gay existe desde que el actor empezó a triunfar en la televisión y en cine… Igual que existió, existe y existirá el mismo rumor al respecto de muchos otros actores de los su heterosexualidad suele ponerse en tela de juicio. Será porque, al fin y al cabo, nos gusta un tomateo. Y, si te lo paras a pensar, es más interesante pensar que Clooney es gay que buscarle explicación a su matrimonio con Amal Alamuddin, esa mujer con nulo gusto por el vestir (aunque con un currículum impresionante, eso no se lo quita nadie a la señora de George).
Sea como sea, estos días el rumor de que el actor es homosexual ha cobrado una nueva dimensión debido a la publicación de «George Clooney. Une Ambition Secrète«. Es este un libro escrito por las periodistas Maëlle Brun y Amelle Zaïd y en el que ambas convienen en una cosa: ya no es sólo que a Clooney le vayan los rabos, sino que es que le va un rabo muy en concreto. El de un tal Waldo Sanchez, para señalar a alguien. ¿Y quién es Sanchez? Un estilista que, «misteriosamente», ha coincidido en más de 50 series y 37 películas con el actor en cuestión pero que se ha distanciado de su presunta pareja tras la boda de este con Amal.
Eso sí: vaya por delante que Brun y Zaïd nunca aportan ninguna prueba concluyente que pruebe lo dicho. Sus conjeturas son simple y llanamente eso, conjeturas. Y lo fuerte es que, tal y como indica el nombre del libro, estas conjeturas sirven como base para otro rumor mucho más grande: la homosexualidad de Clooney sería un «impedimento» que él y su mujer están tapando con un plan pluscuamperfecto que tiene el ojo puesto ni más ni menos que en la Casa Blanca. Eso mismo: las autoras del libro dicen que George quiere ser Presidente de EEUU, y que por eso mantiene su condición sexual en secreto.
A lo que nosotros decimos: chiquis, si Rajoy ha llegado a Presidente de España sin necesidad de ocultar su identidad de Trotona de Pontevedra, ¿por qué iba a necesitar George Clooney tanto misterio y tanta mandanga? Ni idea. Eso sí: que alguien traduzca el puñetero libro de marras. Por favor.