La segunda jornada de Primavera Sound 2016 superó el aburrimiento de la primera gracias, en parte, a Radiohead como grandes protagonistas.
Sé que son las 17:36h, pero no tengo muy claro si del sábado o del viernes hasta que me detengo a pensarlo más tiempo del que sería digno confesar. Vale, es sábado, último día del Primavera Sound 2016, y creo que mi confusión mental es consecuencia de abandonar ayer el Fórum cuando estaba amaneciendo -y ni siquiera fuimos los últimos en irnos: en el escenario Ray-Ban aún había un buen puñado de últimos y determinados supervivientes machacando el suelo a merced de Maceo Plex– y llevar despierta desde las 10 de la mañana. Sea como sea, cuando uno está dispuesto a marcharse de un sitio con el sol ya en el cielo (y creo que todos podemos coincidir en que pocas cosas te hacen sentir tan descolocado y fuera de lugar), suele significar que la noche fue buena. La verdad es que sí: a todos los efectos y con algo de sorpresa vista el divertido fracaso de la jornada anterior, la noche de ayer fue casi inmejorable.
Fuimos hacia el Primavera Sound con toda la parsimonia del mundo (creo que me hago mayor y ya no aguanto estar en un sitio desde las cuatro o cinco de la tarde hasta las seis de la mañana con tanta facilidad), y justo llegamos a ver un par de canciones de la que se reveló ser una artistaza de pies a cabeza: NAO. Sí, vale, ya sé que todos la conocíais ya y soy yo que siempre llego tarde a estas cosas, pero lo que cuenta es el hecho que no hizo falta haberla escuchado con anterioridad para que me hiciera ponerme a bailar sin parar un segundo. Es más, creo que de haber visto su concierto entero se habría convertido en uno de los mejores de la jornada: la londinense derrochó sobre el escenario actitud, carisma y un vozarrón tan límpido como poderoso.
Un saludito rápido por Aliment, a quienes el Unplugged se les quedaba pequeño; cena, y nuevamente con toda la calma del mundo tiramos hacia MORDOR. En mayúsculas porque intento pisar la parte de los escenarios Heineken y H&M lo menos posible -mucha gente, muchas escaleras, mucho tiempo, mucha pereza-, pero bueno, que tocaban Radiohead y había que hacer un pequeño esfuerzo. Lo de meterse dentro de la aglomeración de brazos y cabezas sudorosas para estar delante ya pasando, que empiezo a tener una edad y tampoco soy tan fanfan.
Ahora me vais a disculpar, pero si tuviera que adjetivar el concierto que ofrecieron los de Ojopollo Yorke ayer con un solo término, sería «correcto«. Preciosísimos e impecables en el sonido -que incluso estando lejos del escenario llegaba con fuerza-, dedicaron toda la primera parte de su actuación a presentar canciones de su nuevo disco, «A Moon Shaped Pool«, y a partir de «No Surprises» (momento en el que el concierto alcanzaba la cota de una hora de duración pese a que parecía hubiesen pasado quince minutos) se lanzaron en un repaso de algunos de los mejores temas de su discografía desatando la euforia general. De «Bodysnatchers» a una asombrosa interpretación de «Weird Fishes/Arpeggi», pasando por la grata sorpresa de escucharles tocar «Pyramid Song«… Y sí, también tocaron «Karma Police» –que un entregado público convirtió en un espontáneo coreo de «For a minute there, i lost myself» durante unos emocionantes minutos-. Cerraron las casi dos horas de concierto con «Creep«. Y sí, fue un momentazo. Que ahora está muy de moda decir que qué puta basura de canción moñas y tal, pero ayer no había ni una sola de las 50.000 personas presentes sin corearla, ya fuere aún solo por una nostalgia adolescente. Peeeeeeeeeero, estuvieron correctos. Hicieron lo que alguien esperaría de un cabeza de cartel en un festival de tal tamaño (presentar disco, tocar hits, dejar la archiconocida última para el final… a lo Pixies en 2014) y sonaron como un grupo con tanta experiencia tiene que sonar. El caso es que cuando vas a ver a un grupo como Radiohead, ya te esperas y sabes que van a estar bien: su punto de partida es el acierto. Y esperas que te ofrezcan una experiencia realmente valiosa y especial, cosa en la que Radiohead se quedaron quizás un poco cortos.
Lo de Animal Collective , sin embargo, no sabría muy bien como explicarlo. Era como si, después de tocar dos canciones, se hubiesen puesto a ensayar sobre el escenario. Muy Animal Collective, vamos. Y pensar que, por verles, nos perdimos a Black Devil Disco Club. Kiasmos fueron en cambio la banda sonora perfecta para descansar y reponer energías en el césped del escenario Primavera, pero les escuchamos simplemente de fondo así que mucho no hay que decir. El resto de la noche estuvimos genuflexionándonos ante Evian Christ, salteando con Sheer Mag -y me excluyo en verdad de este plural mayestático puesto que a mi me parecieron un coñazo y no entiendo tanto alboroto con ellos- y soltando los últimos vestigios de energías vitales con Maceo Plex. El sol. El dolor de pies. Una sonrisa en la cara, para qué lo vamos a negar. Un viaje en Tram (gracias a Dios por el servicio 24h) y a casa a prepararse para la última jornada. [Más información en la web del Primavera Sound 2016] [FOTOS: Eric Pàmies + Xarlene]