El nuevo «DOOM» podría quedarse en el ataque de nostalgia… Pero, al final, es más bien un ataque de burraquismo y sangre y vísceras y vertiginosidad.
Si ahora mismo rondas la treintena y no puedes declarar sinceramente que te echaste tus partiditas al «DOOM» original, es que has desaprovechado tu vida al completo. ¿Qué estabas haciendo? ¿Qué pasaba por tu cabeza? ¿Cómo pudiste ser tan pringado? ¿También te perdiste el «Street Fighter II» y la Game Boy? ¿Qué otro tipo de carencias profundas hay en tu infancia? Ni idea… Pero basta ya de hablar de ti, porque a lo que hemos venido aquí es a hablar más bien de que hay un nuevo «DOOM» y que no sólo vive del rédito de la nostalgia, sino que básicamente se ha convertido por mérito propio en uno de los mejores juegos de este año 2016.
Sí. Así. Tal cual. Lo dejamos bien claro ya desde un buen principio porque, al fin y al cabo, así lo merece este título realizado por id Software exactamente 23 años después de que viviéramos en nuestras propias carnes una primera entrega que consiguió darnos mucho pero que mucho canguelo con demonios ultra pixelados que ahora tendríamos problemas incluso en interpretar correctamente. Entre medias han habido varias entregas y algún que otro patinazo, pero hay que reconocer que este nuevo «DOOM» tiene madera para convertirse en un reboot capaz de situar la saga de nuevo entre las más influyentes del panorama de videojuegos del momento.
Dicen por ahí, además, que «DOOM» también es una nueva cima en lo que gráficos se refiere, en su versión para PC muy por encima de sus equivalentes para Xbox One y PS4. Nosotros eso no podemos certificarlo porque, al final, resulta que sólo hemos probado la versión para One… Pero también os diremos que no necesitamos jugar al resto de versiones para certificar que, realmente, la calidad de los gráficos que corren en «DOOM» son impactantes hasta el nivel de desencajar la mandíbula de los jugadores en determinados puntos.
Pero no nos avancemos en esto de desencajar mandíbulas, porque ese es uno de los puntos fuertes del juego de id Software: la capacidad para basar su excelencia en el burraquismo puro y duro. Por eso mismo, a continuación os dejamos las cinco burradas máximas que han convertido a «DOOM» en el juego al que más nos estamos viciando ahora mismo en FPMag.
1. QUE ESTO VA DE MATAR Y DE SANGRE Y DE MASACRES Y DE VÍSCERAS Y DE BURRAQUISMO… Y YA. La tentación estaba ahí: para conseguir que te presten atención en el momento presente y recibir los mismos aplausos que reciben otras sagas y juegos, lo mejor que puedes hacer es copiar de forma absoluta los géneros y mecánicas y gamplays de esos otros triunfadores. «DOOM«, sin embargo, prefiere partir la pana en su propio terreno. No encontrarás aquí ni rastro de las mecánicas de otros FPS ni una voluntad de formalizar un mundo abierto donde el jugador tenga una libertad absoluta a la hora de abordar las misiones. Al revés: en este caso todo se basa en ir de un punto a otro del mapeado y, por el camino, repartir tanto caos y destrucción y sangre y vísceras como te sea posible.
El mapeado está repleto de enemigos y, de hecho, estos mismos enemigos vendrán a por ti en 360º, de forma que la única salida que tienes es mantenerte en «perpetuum mobile«, en movimiento continuo, mientras repartes barra libre de balas y sierra mecánica y otras burradas tremendas. Esto se traduce en una vertiginosidad pocas veces vistas en un videojuego… Pero, ojo, si estás pensando que lo dicho implica que has de tener unos reflejos gigantescos y que esto va a ser una misión imposible, te equivocas. No nos preguntéis cómo consigue esto «DOOM«, pero la experiencia de juego es fluida y siempre tendrás tiempo de planear tus movimientos para no verte atrapado. ¿Magia? Suponemos. Magia demoníaca, eso sí.
2. QUE LAS MASACRES FINALES SON LO MEJOR QUE LE HA PASADO AL MUNDO DE LOS VIDEOJUEGOS ESTE AÑO. La principal novedad de «DOOM» respecto a sus competidores más directos es que introduce una cosita que lo cambia todo: los Glory Kills o masacres finales. La mecánica es sencilla: cuando un demonio esté a punto de morir, podrás acabar con él con tu arma o recurriendo a un movimiento final que, de hecho, hará que el adversario libere más recompensas. Estos movimientos finales son francamente espectaculares: desde partirle un brazo a un villano y hacer que se lo coma (literalmente) a machacar un cráneo desde las alturas (porque, por cierto, dependiendo de desde dónde y cómo apliques el movimiento, obtendrás distintas formas de masacre, a cada cual más espectacular). Sorprendentemente, estos Glory Kills no ralentizan el fluir de la acción y, por el contrario, aportan un crescendo absoluto de burraquismo. En resumidas cuentas: cuando encadenas dos Glory Kills te vienes jodidamente arriba y te crees el rey del pollo frito, así que te lanzas a la batalla con mayor alegría.
3. QUE NO SE ANDA CON RODEOS. Ya lo hemos dicho más arriba: la mecánica de juego de «DOOM» prácticamente consiste en ir de un punto al otro del mapa matando demonios, buscando estancias secretas y mejorando tu armadura y tus armas con un sistema de puntos bien clasicote. El guión del juego está ahí, evidentemente, pero es tan fino como un papel de fumar. De hecho, los viejos fans de la saga reconocerán el guión sin problemas: Marte se ha convertido en una fuente inagotable de energía para la Tierra, pero algunas personas han decidido que ese chorrón de energía también puede aprovecharse para abrir portales dimensionales hacia el Infierno… Y ahí se lía la de San Quintín. Tu papel en todo esto, como Doom Guy que no va a decir ni una palabra en todo el juego, es impedir la invasión de las criaturas infernales y restaurar la situación de Marte. Habrán, eso sí, algunos giros en la trama y varias sorpresas argumentales. Pero, repetimos: «DOOM» no se anda con rodeos y aquí has venido a matar, no a entretenerte con el guión. Así que, venga, vamos, saca la motosierra y ponte al tajo.
4. QUE ES UN BUEN HOMENAJE A LA NOSTALGIA… PERO NO SE JUSTIFICA SOLAMENTE EN ESTA. Está claro que uno de los grandes fuertes del nuevo «DOOM» es que es una actualización absoluta del juego primigenio, el que nos enamoró (y nos dio algo de cague) a todos. El jugón clásico está destinado a vivir momentos de escalofrío placentero al encontrarse con viejos conocidos en forma de demonios que, ahora, sin embargo, alcanzan un nuevo nivel de barbaridad visual. Pero, ojo, porque aunque este sea uno de los principales fuertes del nuevo «DOOM«, también hay que reconocer que el juego se lo curra poderosamente para no quedarse encallado en la trampa de la nostalgia: esta nueva entrega de la saga no sólo es capaz de competir directamente con los grandes FPS de la actualidad, sino que incluso consigue pasarles la cara por la mano al demostrar que no se necesitan sofisticaciones innecesarias para proporcionar un buffet libre de desparrame puro y duro.
5. QUE INCLUYE ESE LOCURÓN QUE SON LOS SNAPMAPS. Y aquí llegamos a lo que, más allá de las 10-12 horas de juego que promete el modo campaña, puede alargar la vida jugable de «DOOM» hasta el infinito y más allá. Los hardcore gamers del título original recordarán el «contrabando» que hubo de niveles realizados por los propios fans y que, en ocasiones, superaban en burraquismo a los ideados por id Software… El equivalente a aquello son los SnapMaps incluidos en la nueva versión de «DOOM«. Para empezar, el juego incluye un editor de mapas sencillo y simple con el que absolutamente cualquiera puede formalizar sus sueños y pesadillas más lúbricos sin necesidad de grandes conocimientos ni de una inversión temporal excesivamente longeva. Si la creatividad no es lo tuyo, sin embargo, siempre puedes entrar en la comunidad de SnapMaps, ver qué mapas de usuarios son los mejor valorados y lanzarte a propuestas de juego locas. Eso sí, algo nos dice que la verdadera locura de estos SnapMaps de «DOOM» todavía está por llegar, así que manteneos a la espera. Bueno, a la espera y con la motosierra en marcha. Por si acaso. [Más información en la web de «DOOM»]