Los aspirantes a escritor de ficción serán los que se apasionen más con los ensayos, conversaciones y entrevistas de Ricardo Piglia en «La Forma Inicial».
«Las pulsiones (…) hacen que un escritor funcione (…). Claro que un escritor es mucho más que eso». Los aspirantes a autor de ficción somos los destinatarios, en última instancia, de la colección de ensayos, conversaciones y entrevistas «La Forma Inicial» (publicada en nuestro país de la mano de la editorial Sexto Piso) de Ricardo Piglia (Adrogué, 1941), donde el autor de «Plata Quemada» (1997), uno de los más grandes novelistas argentinos del siglo XX y lo que va del XXI, divulga los secretos del oficio, es decir, los métodos de los narradores más importantes de todos los tiempos.
En «La Forma Inicial«, Piglia expresa opiniones controvertidas, pero siempre educadas, sobre los méritos de sus rivales: «A mí me interesó siempre algo que Borges hace muy bien (…): la ficción del nombre (…). Alguien que dice que se llama de un modo que no es como se llama (…), la lógica de la falsificación». Este libro sobre crítica literaria obedece más a los caprichos del ritmo («la velocidad (…), la marcha, es esencial. La clave para mí es el tono, cierta música de la prosa, que hace avanzar la historia y la define») que a la inflexibilidad de un patrón establecido. De esa forma, el argentino allana el camino para explorar cuestiones estéticas y biográficas, tanto propias como ajenas.
Se suceden las reflexiones del autor sobre el amor, la clase y la cultura, el pánico y el vacío, la prosa y la poesía, la conexión y la desconexión, pero sobre todo la forma (inicial y final) en que Piglia mira a la condición humana. Aunque el autor de «Respiración Artificial» (1980) admira el estilo de la prosa de otros autores, su humanismo y su elegancia moral, de ninguna manera es un admirador acrítico: «Sabemos que Onetti usa demasiados gerundios, que la conclusión de las frases por momentos es incierta, que los pronombres no siempre están bien definidos (…), pero esa suma de imperfecciones (…) convierten su escritura en algo único (…), un gran acontecimiento de la lengua».
Cualquier persona interesada en todos los aspectos de la ficción (culturales, temáticos, formales y técnicos) lo encontrará maravillosamente estimulante y consecuente.
«La Forma Inicial» supone, en definitiva, una vasta mirada a la cultura occidental. Con gran autoridad, se coloca a cada autor en el contexto artístico de su época. Su experiencia sugiere que la inspiración deriva de una creatividad esencialmente intermitente: «Las grandes poéticas contemporáneas insisten mucho en la necesidad de interrupción. En el sentido de ir a la vida». La literatura, para Piglia, consiste en una serie de descubrimientos intermitentes y sus interrelaciones. La novela debe ceder a «las interrupciones de la pasión, la sexualidad, la política», medios por los cuales se convierte en un artefacto complejo y apasionado.
Complicación y pasión son cualidades a admirar en el arte como en la vida, según el autor de «Los Diarios de Emilio Renzi» (2015), hasta que tiene lugar «la irrupción de ese final inesperado». Piglia tiene una clara y certera comprensión de la teoría literaria; escribe extensa y llanamente sobre cada aspecto; posee una amplia experiencia literaria y un oído en sintonía con su carácter académico. Aunque «La Forma Inicial» no es un libro demasiado extenso, es rico en matices, es sugerente y está escrito con serena autoridad. Cualquier persona interesada en todos los aspectos de la ficción (culturales, temáticos, formales y técnicos) lo encontrará maravillosamente estimulante y consecuente. [Más información en la web de Sexto Piso] [José de María Romero Barea]