Pasará mucho tiempo antes de que te topes con un puñetero locurón visual tan tremendo como este «People-Vultures» de King Gizzard & The Lizard Wizard.
Por si has llegado hasta aquí sin leer el titular, repetimos: King Gizzard & The Lizard Wizard protagonizan el locurón visual del año… y firman uno de los artilugios sonoros más chalados de la temporada, “Nonagon Infinity” (Heavenly, 2016). Sin embargo, tratándose del grupo con el nombre más molón de Australia y de todo el hemisferio sur, esto no es noticia: su discografía está plagada de auténticas idas de olla propias de una ceremonia del peyote dirigida por un chamán que te introduce en la mente de Syd Barrett. Vamos, un puestazo superlativo que concuerda totalmente con su psicotrópico ideario musical, enraizado en el psych-rock, aunque a través de sus venas se meten de todo, desde garage y surf-rock hasta krautrock y folk.
En el caso de “Nonagon Infinity”, su contenido se concentra en el rock lo-fi más ácido para el que la manida etiqueta ‘psicodélico’ se queda cortísima. Que la utilice el nenaza de Kevin Parker para sus Tame Impala, debió pensar Stu McKenzie, cantante y guitarrista que guía a la familia numerosa que es King Gizzard & The Lizard Wizard hasta el infinito -nunca mejor dicho- y más allá con su voz de atolondrado y sus inflamables riffs eléctricos.
Precisamente, esos elementos componen el segundo single extraído de “Nonagon Infinity”, “People-Vultures”, un pepizano que sacude las neuronas y hacer ver doble, triple y paranoias como la que se despliega en su vídeo. Aunque para entenderlo adecuadamente en su totalidad hay que retroceder hasta el clip del primer sencillo del álbum, “Gamma Knife”, a la sazón apéndice del tema que nos ocupa: en él se ve a McKenzie cual gurú liderando un aquelarre sónico en el que aparecen estrafalarios personajes de colores y un huevo gigante… que reaparece en el inicio de la secuela.
Y aquí empieza el despiporre de serie Z creado por Danny Cohen y Jason Galea para “People-Vultures”, con King Gizzard & The Lizard Wizard introducidos -más que subidos- en un enorme pajarraco que debe enfrentarse a toda clase de enemigos en una batalla como sacada de “Power Rangers”. ¿Quién necesita el reboot de la mítica serie teniendo a mano esta joya tan cutre y con unos efectos tan poco especiales que resulta fascinante? Por cierto, esta es sólo una parte más del film que la banda realizará apoyada en los temas de “Nonagon Infinity”. El resultado final tiene pinta de que será apoteósico.
Más información en la web de King Gizzard & The Lizard Wizard.