POSTAL / Chicharrón [77%]. Chicharrón es, junto con Musel, uno de los más destacados cultivadores del pop emocional germinado en Galicia. Aunque, en realidad, usar esa etiqueta para referirse al pop que abre su corazón de par en par y expone sin ambages su sensibilidad a flor de piel resulta reduccionista. Sobre todo al hablar de ese género que, en el noroeste peninsular, toma forma mecido por los aires atlánticos y acariciado por cierta melancolía rosaliana.
Es probable que en otra parte del estado no sea posible reproducir esas tonalidades tan peculiares que se hallan en las composiciones de Chicharrón, cuya historia comenzó de una manera tan natural como necesaria tras la extinción de los añorados Franc3s y Telephones Rouges. Después de dejarlos atrás, Alberto Vecino, Rubén Domínguez y Diego Gende entregaron el homónimo “Chicharrón” (autoeditado, 2014): una primera colección de piezas de envoltorio acústico, melodías suntuosas, tempos variables, palabras delicadas y metáforas poderosas. Este cancionero se agarraba a las entrañas irremediablemente, no había escapatoria.
“Postal” es un disco que penetra en el alma gota a gota como el orballo que cae en una tarde nublada a la orilla del Atlántico.
A pesar de su notable estreno, la propuesta de Chicharrón sólo tenía una posibilidad ante sí: seguir creciendo. Hecho que se consuma en su segundo álbum, “Postal” (Prenom, 2016), empezando por su formación, ampliada a quinteto con la incorporación de Mar Catarina (teclados) y Xurxo Meis (batería). Otra modificación significativa ha sido el uso del gallego en lugar del castellano como idioma compositivo: sin ánimo de redundar en el eterno debate de la lengua en la escena alternativa galaica, este cambio ha permitido que los textos del grupo hayan ganado en musicalidad, detalle que realza los matices de las frases expresadas por Alberto. Y, en cuanto al aspecto sonoro, el aumento del número de componentes ha facilitado la introducción de la guitarra eléctrica y otorgado mayor protagonismo a los teclados, elementos que han enriquecido y expandido las formas de Chicharrón sin perder un ápice su carácter intimista.
Un buen ejemplo de lo expuesto es la inicial “Despois do Baile”, que progresa con calma hasta dar paso a dos de los hits de “Postal”: “O Teu Costume do Azar” y “Suicido Tímido”, cuyo brío rítmico no debilita su capacidad para traspasar la epidermis y calar hondo, al igual que sucede en la interpretación en clave galaica del indie-pop C86 que es “Xi”. A su lado, el slowcore litúrgico de “A Verdade de Calquera Fonte” y agridulce de “A Elegancia da Alegría”, la épica implosiva de “Renunciando aos Meus Poderes” y el minimalismo melódico soportado por el teclado y los acordes eléctricos de “O Aplauso do Lanzador de Disco” insuflan solemnidad a un repertorio pulcro y transparente que se alimenta líricamente del amor y sus avatares (la sinceridad de los versos de “Ensíname a Durmir” es irrefutable), los sueños, el sentimiento de pérdida, la inseguridad y otros pesares que, a veces, hay que cargar sobre los hombros.
“Postal” es un disco que penetra en el alma gota a gota como el orballo que cae en una tarde nublada a la orilla del Atlántico. Ideal para acompañar fases de obligatorio recogimiento en soledad por sus efectos reconfortantes. [Más información en el Bandcamp de Chicharrón]
https://www.youtube.com/watch?v=E6hziu-jlfk
[/nextpage][nextpage title=»Novedades Carminha» ]CAMPEONES DEL MUNDO / Novedades Carminha [74%]. Giro copernicano, viraje de 180˚ o salto sin red. De cualquiera de esas maneras se puede definir la estrategia seguida por Novedades Carminha para convertir su cuarto álbum, “Campeones del Mundo” (Ernie, 2016), en una sorprendente reformulación de su acostumbrado estilo enraizado en el punk-rock despendolado, beodo, fiestero y lleno de retranca.
Entonces, ¿nos encontramos ante un proceso de cambio radical que ha borrado de un plumazo a los Novedades Carminha conocidos hasta ahora? En parte sí, en parte no: se mantienen sus letras cáusticas y costumbristas, sus alegorías localistas y su romanticismo irreverente, todo ello iluminado por su habitual sonido eléctrico soleado y pegadizo; pero esta vez lo ejecutan bajando las revoluciones, reduciendo el nivel de griterío y decibelios y buscando nuevas vías de expresión tirando más hacia el pop (desprejuiciado) que hacia el rock (juerguista).
La intención de partida de Carlos Pereiro –Carlangas– (voz principal y guitarra), Adrián D. Bóveda –Jarri– (voz y bajo) y Xavi G. Pereiro (batería y voz) con respecto a “Campeones del Mundo” era diáfana: no repetir la receta sonora de sus anteriores álbumes. Una idea sencilla en la teoría pero no tanto en la práctica, más que nada porque embarcarse en tal aventura entrañaba riesgos como el de perder su esencia labrada a golpe de pildorazos inspirados en la tradición punk-garage-pop galaica. Aunque la tarea en la producción de Hevi (MC de los dúos hip hop Malandrómeda y Fluzo) seguro que ayudó a encauzar ese empeño exploratorio que se refleja en el LP desde el primer segundo, en cuanto arranca “Que Dios Reparta Fuerte” con una cadencia pop que plasma la relajación del nervio que el trío derrochaba antaño. Eso sí, no se diluye su ritmo ágil que obliga a menear el bullarengue, prolongado con “De Vuelta de Todo”, la elocuente “Ritmo en la Sangre” o la californiana -que no galiforniana, por favor…- “Todo Bajo el Sol”.
Giro copernicano, viraje de 180˚ o salto sin red. De cualquiera de esas maneras se puede definir la estrategia seguida por Novedades Carminha para convertir su cuarto álbum.
La referencia chunguitera de “Dame Veneno”, la versión en clave dub-pop del clásico de los peruanos Los Hijos del Sol “Cariñito” y la cálida y tropical “Chispas Relax” refuerzan la sugerente nueva cara de unos Novedades Carminha que también se atreven a flirtear con el funk-disco guitarrero en la titular “Campeones del Mundo” (¿se imaginan a Nile Rodgers vestido con camisa hawaiana acompañándolos entre sorbo y sorbo de Estrella Galicia?), que cierra apropiadamente un álbum que hace arquear la ceja a propios y extraños.
Dado el alto grado de popularidad alcanzado en el circuito alternativo por Novedades Carminha después de publicar su anterior disco, “Juventud Infinita” (Ernie, 2014), y gracias a sus jaraneros directos por toda la geografía española, ha sido una valiente decisión volcar en “Campeones del Mundo” sus ganas de demostrar su versatilidad y su ánimo de reinvención. ¿Se lo habrán tomado bien sus fans más acérrimos? [Más información en el el Facebook de Novedades Carminha]
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THE MEAN SOLAR TIMES / Stay [75%]. Hay grupos que parecen haber nacido en la década y el lugar equivocados. En el caso de Stay, deberían haberlo hecho en Gran Bretaña a comienzos de los 90, no en Barcelona a principios de los 2000, cuando la ola brit-pop ya había perdido toda su fuerza. Siguiendo con las elucubraciones, por su manera de manejar los resortes del subgénero que encumbró a la Cool Britannia, no habrían tenido ningún problema para destacar en aquel pelotón que amalgamó a bandas de diverso pelaje y variable calidad bajo la Union Jack.
Pero la realidad no impidió que Stay abrillantasen su carácter pop-rock de tradicional raíz británica sorteando los peligros del mimetismo vacuo con cada trabajo publicado hasta convertirse en carne de debate dentro del panorama alternativo patrio: mientras unos posiblemente observen su estilo como el reflejo revivalista de una moda totalmente superada a estas alturas, otros quizá lo consideren una saludable forma de conservar fresco un sonido que no debería marchitarse.
Stay logran ir más allá del mero ejercicio de estilo para dar rienda suelta a su pasión por la historia del pop-rock británico.
Fuera de cualquier tipo de discusión, Stay se han ganado, tras cuatro álbumes y varios EPs, la condición de ser uno de los mejores grupos brit-pop-rock surgido fuera de las islas durante los últimos años. Por algo uno de los productores más afamados de la era brit-pop, Owen Morris (su mano está detrás del “Definitely Maybe” -Creation, 1994- de Oasis o del “A Northern Soul” -Hut / Vernon Yard, 1995- de The Verve), y uno de los guitarristas que la protagonizaron, Andy Bell (Ride, Hurricane #1, Oasis, Beady Eye), decidieron unirse a la causa del quinto disco de los barceloneses, “The Mean Solar Times” (Rock Indiana / Picture In My Ear, 2016). La presencia de Morris se aprecia en el tono global del repertorio, que funciona como un compendio (actualizado) del pop británico de los 60 y los 90 cuyas diferentes derivaciones psicodélicas, rítmicas y melódicas se exprimen en el corte inicial, con Bell a las seis cuerdas: “Pinkman”, que se abre al baggy-rock que puso banda sonora al segundo verano del amor en Manchester.
Los otros dos temas con Bell de refuerzo de lujo, “Smiling Faces” y “Dirty And Alone”, funcionan como robustos pilares alrededor de los cuales se despliegan resplandecientes piezas de clásico aroma sesentero (“Always Here”, “You Know It’s Right”), crecen brotes de psicodelia policromática (“Last Time”, con el sabor ácido de los Primal Scream screamadélicos; “Mind-Blowing” y “I’m Away”, dibujadas con arabescos que recuerdan a The Brian Jonestown Massacre o Six By Seven; y la beatleliana “All In Your Eyes”) y se realizan homenajes al pop que decía adiós al madchester y anticipaba la llegada del brit-pop (“Shake The Sun” la habrían firmado perfectamente los primeros The Charlatans).
A pesar de que “The Mean Solar Times” transita por terrenos poco originales y evoca el pasado casi de un modo retromaníaco, Stay logran ir más allá del mero ejercicio de estilo para dar rienda suelta a su pasión por la historia del pop-rock británico. Algo que agradecerán los amantes del género y por lo que matarían algunos grupos de renombre de las islas que persiguen sin éxito idéntica meta. [Más información en la web de Stay]
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