No hace tanto que, en la misma reseña de “El Gran Blanco” (Cuac!, 2010), decíamos que el gigante sevillano lleva tiempo dando señales no de despertar, sino de estar dispuesto para pegarse el atracón con un desayuno que nos está dejando manjares más que deliciosos. Un desayuno en el que hay que honrar, sin lugar a dudas, los platos fuertes que no son novedad en la mesa, sino repiten allá desde hace muchas mañanas. Es el caso de The Baltic Sea, el grupo liderado por Esteban Ruiz que con su segundo álbum, el mencionado “El Gran Blanco”, ha conseguido prescindir de esas brújulas que guían a los insegurios a la búsqueda de personalidades inciertas: es un disco que se intuye con la personalidad fortísima de esas bandas que llevan mucho más discos a sus espaldas. Nada de busquedas. Pura concreción en un sonido melancólico siempre guiado por una estrella polar bien luminosa…
También decíamos en aquella reseña que “El Gran Blanco” sabía a agosto. Por eso nos sorprende que, ante la propuesta de que nos haga un 9 Songs, Esteban Ruiz opte por una temática de verano… fatal. Nueve canciones que calientan pero que no ahogan. que animan pero que nunca exaltan. Nueve canciones deliciosas que sirven para olvidar un verano terrible… y encara con la conciencia limpia el resto del año.
1. Cuando piensas que aún queda primavera pero ya ardes: «Mantaray», de Kashmir (en «Tresspassers»; 2010). «A pesar de haber imaginado mi vida al norte del Hemisferio Norte de una manera recurrente desde muy joven, vivo en Sevilla. En mi ciudad no hay término medio, y este año hemos pasado del diluvio universal a la combustión por contacto con los rayos del sol en cuestión de días. Muchos esperan el verano como si la salvación llegase con el mes de julio, pero en mi caso. Este verano he estado especialmente lejos de salvarme de nada.»
2. La primera vez que sabes que será un verano muy largo: «Pittsfield», de Sufjan Stevens (en «The Avalanche»; 2006). «Aun a pesar de la nimia transición entre estaciones, siempre hay un momento en el que tomas consciencia de que el verano no va a ponértelo fácil. En verano todos huyen de la ciudad, tú por un motivo u otro te has quedado junto a unos pocos más, muy pocos. Ella también se ha quedado. Aterricé en esta conclusión un día de primeros de julio. Supe entonces que todo iba a ser realmente complicado este año. Pero, por algún motivo, esta canción que no es precisamente alegre me ayudó a sobrellevar el impacto. Al menos durante unos días.»
3. Volver a verse: «Twentytwofourteen», de The Album Leaf (en «In a Safe Place»; 2004). «La ciudad ha ido quedándose cada vez más quieta y ya no queda casi nada. Sólo permanecen cosas y personas que sólo esperan a que pasen los días que quedan hasta que llegue septiembre, hasta que llegue el otoño, a que termine el verano. Es un momento que no se vive en ciudades muy grandes, tampoco en sitios más pequeños. El momento más estático del año. No hay nada, no hay nadie, o casi.»
4. El cine de verano: «Bloodbuzz Ohio», de The National (en «High Violet»; 2010). «A veces, por motivos que no entiendo del todo, empiezo a escuchar obsesivamente tal o cual disco. Este verano me ha pasado con el último de The National, y más concretamente con «Bloodbuzz Ohio«, que me atrapó absolutamente desde la primera escucha. Me resultaba la canción perfecta para escapar de los días en los que la descubrí. Creo que será una canción en la que podré esconderme si lo necesito durante mucho tiempo, a pesar de que en el rincón oscuro al que me lleva siempre hay alguien más. Supongo que habría sido mucho pedir que fuera un escondite sólo para mí.»
5. Un día llovió: «Say You’ll Stick Around», de Denison Witmer (en «Safe Away»; 2008). «Si vives en el norte, seguramente habrás visto llover muy a menudo en tu ciudad este verano; pero en Sevilla ha llovido una vez, durante unos veinte minutos. Es cierto que ahora, justo al final, ha vuelto a pasar… Pero el verano ha sido seco como pocos y cuando pasó, el poder de evocación de esa tromba de agua en concreto fue muy poderoso, al menos para mí. Pensé que este evento meteorológico haría las cosas un poco mejores, pero llegados a estas alturas del verano lo único que podría haberme aliviado habría sido un salto temporal hasta mediados de octubre. Y no pasó.»
6. Paciencia: «Desgracia», de Blacanova (en «Blacanova»; 2010). «A veces sólo es cuestión de tiempo, de saber llevar la espera. De entender que los plazos, los ciclos temporales o incluso las estaciones no se miden por nuestra propia percepción del tiempo; otras veces se trata de saber que no podemos usar nuestras propias unidades de medida. Sales a la calle a las doce de la noche y te abrasas, ves el termómetro y te deprimes, pasas por su calle y sabes que no puedes subir a su casa. Sabes que tienes que ser paciente. Paciencia, paciencia.»
7. La última noche del campamento de verano: «Passenger Seat», de Death Cab For Cutie (en «Transatlanticism»; 2003). «Con quince años fui por última vez a un campamento de verano al que llevaba acudiendo puntualmente cada agosto desde hacía seis o siete años. No había vuelto nunca desde entonces a sentir el final de temporada como este año. Han sido unos meses incómodos, densos, difíciles y los destellos que me hacían querer conservarlo parecieron terminar un día concreto… más bien cambiaron de forma. Todos los campamentos de verano terminan cuando llega septiembre, o un poco antes.»
8. Los acantilados: «I Can`t Get Over You», de Damien Jurado (en «Where Shall You Take Me?»; 2003). «Alejarse, o intentarlo. Acercarse, o no poder evitarlo. Impostar distancias. Rendirse. Este verano ha sido terrible pero cuando llegas al final y sientes ganas de volver al principio entiendes que hay discursos silentes en todo lo que hacemos que escapan a nuestro control y que alteran a su antojo las trayectorias que creemos haber escogido, por muy controladores que pensemos que somos, por muy capaces que nos creamos de superar y olvidar circunstancias o personas.»
9. Las mañanas, cuando casi es otoño: «La Mañana», de Dotore (en «Los Veranos y Los Días»; 2010). «Escribo esto en otoño, a finales de septiembre. Justo esta mañana ha sido una de las mañanas en las que veo el verano como un temporal que casi ha pasado. Uno de esos a los que crees que no sobrevives, pero que al final siempre termina amainando, aunque termines magullado, muy resfriado y solo, al fin y al cabo. Después de todo, puede que no haya sido un verano tan malo y, desde luego, he terminado estando seguro de que sé que no hay nada mejor que el sol por la mañana.»