PIZZAGIRL
Merseyside (Liverpool) ya tiene un nuevo hijo pródigo en lo concerniente a pop pluscuamperfecto: se llama pizzagirl, y no es una chica ni está hecho de pizza.
El condado de Merseyside, con capital en Liverpool, ha sido históricamente conocido por ser la cuna del pop clásico después de la irrupción de The Beatles y la ola de grupos que siguieron su estela. Pero allí también se desarrolló con fuerza a lo largo de los 80 el synthpop mediante bandas relevantes como OMD, Dead Or Alive y Frankie Goes To Hollywood, cuyo legado abrillantaron dos décadas más tarde Ladytron. Liam Brown recogió toda esa herencia tecno primero como Lumen y luego como Pizzagirl (aunque como él mismo deja claro, no se trata de una chica ni está hecho de pizza) para emprender una aventura doméstica que se puede observar como ejemplo paradigmático de bedroom pop confeccionado por un Juan Palomo electrónico que también se encarga de realizar sus propios vídeos.
En ese entorno, sin ningún tipo de cortapisa creativa, Pizzagirl despacha a gusto una visión retromaníaca incrustada en los 80 y 90, décadas que por edad no vivió en sus carnes pero que sí rememora con nostalgia y con las que se siente plenamente identificado gracias al ilimitado acceso vía internet a aquellos años en su condición de nativo digital. De hecho, su web parece diseñada en Windows 98 por su esquemática sencillez, su colorido y su aspecto noventero. Parte de esos ingredientes estéticos se vuelca a su estilo musical, un reflejo de la cultura pop de ayer y hoy retrofuturista y con poso de banda sonora tanto de película noctívaga como de infocomercial, detalle que lo conecta con la corriente vaporwave.
El peculiar pulso artístico de Pizzagirl se refleja en sus modos compositivos, ya que cubre sus canciones inspiradas en escenas cotidianas con una tornasolada pátina chillwave y, en ciertas fases, melancólica; y también en su forma de presentar sus composiciones, que se deben escuchar según las indicaciones y descripciones de su autor. Así, por ejemplo, sobre “Favourite Song” dice que “para obtener los mejores resultados, escuchar en 1987 por la noche”; de “Coffee Shop”, que “es una cucharada de nostalgia con una pizca de 1989 que asegura una experiencia auditiva como ninguna otra”; o de “Blossom At My Feet, Flower”, que se tiene que “usar la herramienta de borrado, eliminar el frío invernal, ponerse los shorts favoritos y descongelar las orejas porque el verano mola otra vez”.
Estas y otras piezas se reúnen en dos EPs, “An Extended Play” (Heist Or Hit, 2018) y “season 2” (Hesit Or Hit, 2018), a los que hay que sumar el último sencillo hasta la fecha de Pizzagirl: “Pizza For Christmas”, especie de anti-villancico que funciona como el reverso desgraciado e hiperrealista de “Last Christmas” de Wham! y plasma la personalidad de un verso libre que demuestra que Liverpool sigue siendo la tierra del pop, independientemente de que se le apliquen los prefijos tecno, synth o dance. [Más información en el Facebook de Pizzagirl]