¿Crees saberlo todo del britpop? Te aseguramos que no… Por eso seleccionamos a las 15 bandas que escribieron la cara B del género. Para tus ojos y oídos.
1994 fue el año en que explotó el britpop. Fallecido Kurt Cobain y defenestrado el grunge primigenio, el imperio musical británico resucitó gracias a dos discos y dos bandas que impulsarían la nueva ola pop surgida en las islas: “Parklife” (Parlophone, 1994) de Blur y “Definitely Maybe” (Creation, 1994) de Oasis. La denominada Cool Britannia comenzaba a tomar forma. Pero el verdadero punto culminante de la fiebre britpopera llegaría al año siguiente, en 1995…
Concretamente, el 14 de agosto, fecha de la que hace unas semanas se ha cumplido su vigésimo aniversario y que se debe recordar por ser el momento en que se produjo uno de los capítulos más catárticos, difundidos y manipulados mediáticamente de la historia de la música británica: la lucha entre Blur y Oasis por hacerse con el número uno de las listas de ventas con sus respectivos maxi-singles “Country House” y “Roll With It”, anticipos de sus álbumes “The Great Escape” (Food / Virgin, 1995) y “(What’s The Story) Morning Glory?” (Creation, 1995).
Muchos treintañeros que rozan la cuarentena y peinan canas con orgullo rememorarán este episodio como un ejemplo extremo de bipolaridad vivido en primera persona: la mayor batalla de bandas en Gran Bretaña desde la establecida (también torticeramente) entre The Beatles y The Rolling Stones obligaba a posicionarse en un lado del cuadrilátero o en otro, sin medias tintas.
Por extensión, detonados los cartuchos de dinamita verbal lanzados entre Damon Albarn y Graham Coxon y Liam y Noel Gallagher, había que elegir con cuáles de los bocazas quedarse. Manchester contra Londres. Chicos de clase obrera del extrarradio contra jóvenes de familias acomodadas de la capital. Tal enfrentamiento dialéctico y musical continuó una vez saldada la contienda de sencillos con victoria parcial para Blur. El triunfo global, sin embargo, se lo llevarían Oasis gracias a las cifras millonarias arrojadas por su segundo álbum.
Bajo esa atmósfera de euforia que envolvía sentimientos patrióticos se alimentó toda una corriente que engullía a su paso incluso a grupos alejados, en mayor o menor medida, del britpop por cuestiones de antigüedad o estilo: The Boo Radleys, The Verve, The Charlatans, Suede, The Lightning Seeds, Pulp, Ocean Colour Scene, Ash… Cualquier banda pertenecía al britpop.
Pero, en realidad, su condición efímera e idiosincrásica reducía su extensión a una serie de nombres que avanzaban según las normas del ‘aquí y ahora’, lo que permitió que germinaran grupos como setas por todo el mapa británico en busca de su pedazo de gloria. Semanarios como el NME y el Melody Maker activaron la maquinaria necesaria para encumbrar a la next big thing a seguir aunque al mes siguiente nadie se acordase de ella.
Esta perversa estrategia provocó que determinadas formaciones sin demasiada consistencia irrumpieran con tanta fuerza que enseguida se perdían por el camino con sólo un par de singles editados (que alcanzaban por los pelos la condición de resultones) o, en el mejor de los casos, un álbum que no cumplía las expectativas. Su máxima aspiración era, de hecho, actuar en el plató del mítico programa «Top Of The Pops» y adiós muy buenas… Así surgió un pequeño ecosistema dentro de la jungla britpop en el que convivían en armonía referencias aún hoy escuchables e incluso reivindicables con bazofias insoportables que caducaban en cuanto sus trabajos se ponían a la venta en las tiendas (cuando estas todavía tenían un significado y no se preocupaban por su supervivencia).
En las siguientes páginas de este artículo les presentamos quince de esos ejemplos -ordenados alfabéticamente- que tuvieron que conformarse, ya fuera por méritos propios o por los imprevisibles caprichos del destino, con moverse a través de los claroscuros de la cara B del britpop…
[/nextpage][nextpage title=»PARTE 2″ ]3 COLOURS RED. La pretenciosidad de su cinematográfica denominación, basada en la última parte de la conocida trilogía de Krzysztof Kieślowski, contrastaba con la simpleza de su sonido, más cercano al rock de pub que al pop predominante en la época. Para su padrino, Alan McGee, jefe del sello que partía la pana entonces, Creation, eran “la banda más excitante desde los Sex Pistols”. Una meada fuera de tiesto que profetizaba el futuro de un grupo que, tras publicar dos discos en los 90, intentó resurgir con más pena que gloria a comienzos del siglo XXI.
GENEVA. Iban para sucesores de James, y condiciones no les faltaban: canciones que pretendían alcanzar la perfección melódica, la personalísima voz de su frontman Andrew Montgomery y el apoyo de la discográfica de los mismísimos Suede, Nude. Pero, tras entregar una notable ópera prima, “Further” (Nude, 1997), que incluía tanto una bella portada como un equilibrado contenido en el que sobresalían piezas como “Into The Blue” o “Tranquillizer”, los escoceses no mantuvieron el nivel posteriormente. Los tiempos habían cambiado…
HEAVY STEREO. La antigua banda de Gem Archer, ex-miembro de los Oasis que dejaron los 90 atrás para renovarse -es un decir- iniciados los 2000, tuvo la osadía de tomar como principal influencia el glam rock setentero y no el pop beatleliano imperante. También bajo el amparo de Creation, Heavy Stereo intentaron junto a los ya comentados 3 Colours Red atizar la escena britpopera con latigazos rockeros de aroma clásico. Pero buena parte de la muchachada británica no estaba por la labor. De ahí que facturaran un único álbum, “Déjà Voodoo” (Creation, 1996).
https://www.youtube.com/watch?v=raO1lmZAKZI
HURRICANE #1. Otro grupo de un ex componente de los Oasis modernos, Andy Bell, también conocido por ser parte fundamental de los resucitados Ride. Aunque con Hurricane #1 se olvidó de los pedales de efectos, la distorsión y la melancolía shoegazer para empaparse de arriba a abajo de un pop que, sorprendentemente, ha aguantado el tipo con el paso de los años. Si no lo creen, prueben a revisar su disco de debut, el homónimo “Hurricane #1” (Creation, 1997), integrado por temas que mantienen cierta frescura y entre los cuales aún brilla su himno “Step Into My World”.
KENICKIE. Inspiradas en el personaje de “Grease” para elegir su nombre, Kenickie ofrecían un estilo que tanto bebía del punk-pop efervescente, gritón y melódico más propio del otro lado del Atlántico como del movimiento riot grrrl (aunque en su seno contasen con un batería masculino). En el punto álgido de su breve carrera, tras despachar su estreno en largo, “At The Club” (EMI, 1997), fueron consideradas la versión chillona de Elastica. Aunque, al igual que les sucedió a muchos compañeros de generación, no superaron la reválida del segundo disco.
[/nextpage][nextpage title=»PARTE 3″ ]MARION. Inmersos en la división de plata del britpop dominada por Shed Seven y Gene, Marion perseguían cotas mayores absorbiendo con fidelidad la influencia de The Smiths / Morrissey, a pesar de que al final todo el mundo los acababa comparando con sus coetáneos Mansun. Olvidados los días de vino y rosas, el grupo retornó reformado en 2006 y, una vez más, este mismo verano. Es decir, que Marion todavía siguen vivos y coleando… Mejor no saber cómo suenan actualmente los autores de singles tan efectivos como “Sleep” o “Let’s All Go Together”.
https://www.youtube.com/watch?v=utMIlafWab8
MENSWEAR. Si hubiera que elegir al grupo más vilipendiado por la crítica de las islas a mitad de los 90, ese sería Menswear. Quizá porque querían subirse a la parra donde se encontraban Suede y Pulp y no poseían, ni de lejos, el glamour decadente de los primeros ni el fondo intelectualoide e irónico de los segundos. Siendo sinceros, razón no les faltaba a aquellos que veían a Menswear como la muestra ideal del ‘quiero y no puedo’. Aunque la audiencia japonesa pasaba de esa opinión, a juzgar por el éxito cosechado por los londinenses en el imperio del sol naciente.
MONACO. Con New Order en barbecho, Peter Hook formó en 1995 junto al multi-instrumentista David Potts el dúo Monaco, como si quisiera rivalizar con su ¿amigo? Bernard Sumner, que había fundado años antes el proyecto Electronic acompañado de Johnny Marr. Tal unión dio como resultado un LP, “Music For Pleasure” (Polydor, 1997), que llegó a despachar más de medio millón de copias en todo el mundo gracias a una de las composiciones más representativas del tardo-britpop: “What Do You Want From Me?”, de estribillo ultra-adhesivo (y clip nefasto).
SLEEPER. Louise Wener, cantante de Sleeper, demostró que el britpop no fue una corriente exclusivamente masculina por su carisma dentro y fuera de los escenarios. Aunque no sólo de su atractivo rompecorazones vivieron ella y su grupo, sino también de un puñado de canciones que les permitió colocarse bien arriba en las listas independientes británicas -con “Inbetweener” a la cabeza- y colarse en bandas sonoras consideradas generacionales como la de “Trainspotting” (Danny Boyle, 1996), gracias a su versión del “Atomic” de Blondie.
SPACE. ¿Por qué Space no lograron todo el reconocimiento que se merecían durante su explosión creativa? Porque eran una especie de rara avis dentro la ola britpopera debido a su gusto por la psicodelia, las letras a veces bizarras y su amplia visión del pop. A partir de esa base, tanto se acercaban al sonido “James Bond” (“Female Of The Species”) como al clasicismo sixties regado de surrealismo (“Neighbourhood”). Por cierto, Space también continúan activos: el año pasado editaron su cuarto álbum oficial, “Attack Of The Mutant 50ft Kebab” (HUG Records, 2014).
[/nextpage][nextpage title=»PARTE 4″ ]SPEARMINT. Spearmint tenían todo en su mano para triunfar en pleno britpop tras su formación en 1995: estilo burbujeante a lo The Lightning Seeds y las cuerdas vocales de Shirley Lee (era un hombre, no una mujer), trasunto de Paul Heaton (The Housemartins, The Beautiful South). Pero tardaron demasiado en entregar su primer álbum y, en 1999, el panorama alternativo británico ya estaba orientado hacia otro lado. Con todo, no les hizo falta incrustarse en ninguna moda musical para destacar años después en los circuitos especializados con “My Missing Days” (Hitback, 2003)
THE BLUETONES. Curioso el caso de este grupo de las afueras de Londres: pasó de simbolizar la quintaesencia del pop británico de los 90 por sus trencas, cortes de pelo y guitarras pulcras a americanizarse por completo en tan solo dos trabajos. Antes de consumar tal cambio, lograron alcanzar el número uno de las listas de álbumes independientes con su debut, “Expecting To Fly” (A&M, 1996), y el dos en la de singles (“Slight Return” no pudo desbancar al inefable “Spaceman” de Babylon Zoo…). Más adelante iniciarían un progresivo descenso hacia la intrascendencia discográfica.
THE SEAHORSES. The Seahorses pasaron a la posteridad del britpop por ser la banda de John Squire certificada la defunción de The Stone Roses. No así por su bagaje sonoro -sus singles obtenían un aprobado raspado, incluido “Love Me And Leave”, coescrito con Liam Gallagher– ni por su directo -aunque, al menos, actuaron como teloneros de los propios Oasis, The Rolling Stones o U2-. Quizá debido a que el influjo stonerosiano era evidente y el mando de Squire implacable, la banda se separó a principios de 1999, según sus miembros, por diferencias creativas…
THE SUPERNATURALS. La simiesca portada del LP “It Doesn’t Matter Anymore” (EMI, 1997) reflejaba perfectamente la despreocupación y optimismo de la música de The Supernaturals. Su discurso no perseguía filosofar sobre la existencia, contar historias cortavenas o profundizar en el costumbrismo típicamente británico, sino celebrar la vida desde un punto de vista juvenil. De ahí que se convirtieran en los primos escoceses de Supergrass. Su tema “Smile” disputó el premio Ivor Novello en 1998 a, atención, “The Drugs Don’t Work” de The Verve y “No Surprises” de Radiohead.
https://www.youtube.com/watch?v=kh13HQwl7i4
THESE ANIMAL MEN. Nacidos en Brighton cuatro años antes de que llegara el tsunami britpop, no dudaron en subirse a la nueva ola de la nueva ola para ganarse sus quince minutos de gloria. Al final, sólo conseguirían tres, ya que su rock no cuajó del todo entre la afición ni dejó huella en el mercado. Ni siquiera su intervención en el «Top Of The Pops» ayudó a revertir una situación que los abocó a desaparecer irremediablemente en 1998, justo cuando ya se vislumbraba en el horizonte el debilitamiento de la dominación del reino musical británico.
[Escucha nuestra playlist «La cara B del britpop» en Playmoss] [/nextpage]